sábado, 24 de octubre de 2009

Terrena.


Tu amor que cura

una mirada que todo lo salva

caricias de tus manos: lazos a este mundo,

los besos: alimento de cada día.

Estas letras,

fotografía de cada día de mi existencia.

Tengo que decirte
que hay quienes viven para nosotros y nos ayudan
y dicen que la luna tiene una estrellita al lado
y lluvia limpia corazones.

Y cuando los invocamos llegan como ángeles.

Hay personas que junto a nosotros son como una puerta que se puede abrir si tocamos
y son puentes para salvarnos de la melancolía,
de los suicidios no expresados
de lo errores no perdonados,
del amor que no te di,
pues tienen hambre de no comer,
sed para compartir
brazos para abrazar
labios para recordar que debemos besar
manos que surcen heridas, que todo lo curan,
solo a cambio de repetirlo
de un llamada
de una oración por sus almas.

Hombre que llegaste de la luz
solo voy a mirarte desde lejos
para no ensombrecer tu sonrisa
pues te quiero ver de cuerpo entero
amando en plenitud,
y no contagiarte con esta desesperanza
pues te quiero ver pasar por mi vida
con todos los colores del arcoiris
con esa vorágine que trasportas
pues eres huracán
río violento,
y aveces manso unicornio, que pastas por mis tierras.

Voy a guardar silencio para escucharte pasar
en este mediodía
que te desea completo
con todas tus virtudes, y tormentas.

Pues en este valle donde soy mariposa, luciernaga o tierra,
te disfruto viendo como lo recorres,
como marcas camino por cada recobeco,
como te haces pedazos y te unes,
en tu juego voraz, cruel,
por el que te amo
con toda esta piel que cargo
y cada uno los centimetros que te invocan.

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