sábado, 24 de enero de 2009

Imagenes

EN EL MUELLE DE LOS DESAPARECIDOS

Mónica Reveles Ramírez




En el muelle de los desaparecidos





Premio Estatal de Poesía Olga Arias 2002.



Para el aprendiz.



I
En el muelle de los desaparecidos

un hombre mira el barco que se va:

en la distancia de la estela azul-turquesa

el aroma de los cálidos semblantes.


Mira y su cauda agitada

destila las cervezas amigas.


Hombre que en tu mirada dulce

sonríes

y te vas

y te olvidas.


II

Yo,
la que nunca toco una pluma del vuelo
ni sal de las arenas,
vuelvo idolatrando el golpe
del arco en el violín
y la segura nota que acompaña el apellido.

Loca
con este frío de las mentiras rehechas
la melodía llega y desvela.

Ya no te miro
el destino me perdió.
Abandonó estancias de música,

traiciono entre mis cuentas

a las puertas abiertas de los destinos.

III
Respiro
desnuda
en la concha de este conjuro.
Mi cuerpo es la puerta
por la que se anidan los pliegues del deseo.
Traspiro
atrapada por la imagen
de un hombre,
verga madura quemando mi conciencia:

lames los pezones naúfragos del azul turquesa,
y la piel se abre entendiendo su sabor entre los labios,

Hoja de sal,
máquina tatuadora de amaneceres.

Unidos en la constelación doliente de vencer al demiurgo
penetrados
profundos
en el sudor constante del polvo nocturno.

Historias del primer alumbramiento,
de una mujer en el calor de su hombre.
Luna eclipsada por la sangre parida,
hay deseo
y el semen recorre un laberíntico ocaso.

IV
Transitar el cuerpo por los brazos que extiende el caído...
no ha sido fácil,
pero tus manos cegadoras en mi cintura
incendian los muslos,
la gota se evapora
por atrapar de las tardes, los días húmedos:
huelo a ti.
Navego,
voy de tu humedad a mis lágrimas
del sudor a tu perfume
del incendio en este volcán que abre mi tierra
a trozos de piel .
Liquen de la inhóspita cosecha
enredadera tenaz,
arco de espera.
Aun no encuentro el final de la mirada en tus ojos:
árbol de tronco torcido,
sean tus piernas el columpio de mis deseos.

V
En el muelle de los desaparecidos...
no espero mirarte,
pero llegas a mi espalda
con el silencio de este cuerpo que te olvida:
y mira que entré a este nido de ratones,
motivada,
sedienta en las arenas púrpuras.

¿Y la despedida que pregonabas?
la huida del mundo.... y de mi?
mira que no ha sido fácil escapar de la enredadera.

Solo déjame cerrar la puerta enmohecida,
y no volverla a mover.
VI
Provocar:
así
le das salida a las historias.

¿Desde cuándo el altavoz
ha sido tu campo de batalla?

Entonces te provoco:

caigamos en el juego.

VII
Solo quería estar mas allá de ti,
ser la sombra nocturna,
inválida,
convaleciente,
ser enferma transitándote,
buscarte insistente
y que no me miraras.
Pero tus palabras
me llevaron al exilio:
y no me dejan levantar la mirada
cuando se pronuncia tu nombre.

VIII
Tu voz me marginó
al polvo de palomas.
Vago, en la vergüenza de encontrarte,
y en la violenta afirmación cuando se dice
“allá va la que amó”.

Cerca de la infidelidad te busco,
el veneno de tu cáncer
sigue creciendo.
IX
Sentía que éramos importantes
cuando dejabas marcas en mi cuerpo,
ser la hojeada favorita

y cuando la madrugada preguntaba
- ¿a dónde se fue?

El rojo no me abandona.
Mírame
camino llena de amuletos.

X
En el muelle de los desaparecidos...

me angustia la voz que dice:
“ ¿a dónde va?, no me abandone...

me preocupa
ver la cerveza que dejé incompleta...

y la plática pendiente
en manos del olvido...

No logro separar la voz, la mirada
y las manos temblorosas,
y la promesa de viajar
en el barco de nuestros olvidos.

Que mas puedo hacer con tu presencia,
sino el exilio.
XI

Mírame,
tropezamos con nuestro paso
y apenas nos conocemos....

un ex amante
reclama tus momentos.

¿me miraste?

Deja que te olvide...
tu y yo negociamos nuestras cartas
y el techo que nos cobijó
es una prenda en codicia.

Mírame,

busco una casa en renta.

XII

Voz

insistente

quemante

en la zaga del viento:

¿y en dónde quedaron los amantes de otro tiempo, los insistentes tocando con sus cuerpos los amaneceres, persiguiendo en ratos ciegos los balones de la vida?

¿en dónde estamos las cabelleras de féminas, negras?

¿cuánto tiempo se han tardado en regresar los espejismos?

XIII

Las fechas inoportunas han llegado.

Atravesando tu ausencia
comienzo el canto
y me interrumpe el chasquido de alacranes...

vamos de paso
continuo
el cadencioso juego de los sátiros.


XIV
Siento el grave deletreo que nos consume
y subo de nuevo los peldaños
para ver si alcanzo
algún rastro que motive mi paso.
Desconozco nombre
y apellido.
(lo niego)
voy ingenua
a buscar miradas
(tus manos en la cintura)
y los pliegues de la falda
han recorrido la mustia elevación de la cadera.
Este color es muy virgen
para la espera de tus cincuenta y tantos años.

Hombre de hojeada azul
será tu seño la señal de bienvenida
tibia caricia entre el abrazo...
pausada elevación de la mano izquierda.

XV
La tarjeta roja dice:
se suspenderá en caso de agredir al compañero,
y la pelota no para en este juego.

Y yo, mirando desde la banca de los desaparecidos
rechazados en la jugada.

Corro por junglas de adbesto...
sola,
y el tamaño de tu cuerpo me involucra.

XVI
Los signos en el papel,
desconocen que la apertura en los renglones
no ha sido proporcional
al trabajo que les acompaña.

Aturdo estos ojos, con líneas negras...
el cuadernillo que dejaste
lo cubriré con tinta blanca...
la señal sigue mas viva
que la marca del herrero.

XVII
Continuo la senda...
sigamos bailando,
que la música no opaque nuestros contornos afilados,
olvidemos el juego de la luces,
nuestros cuerpos agitados se recorren...
dime que nadie desatará esta danza
rondando en mis delirios...

Sigo la enfermedad que ata las manos sedientas...
¿cuántas cuadras nos faltan para llegar a encontrarnos...?
¿cuántos tragos de licor hacen falta para recorreros?

XVIII
Miro tu luz encendida,
única señal de saberte
como hoguera en mis ojos.
Ilumíname,
no te apagues,
la clave - guía
está en la ventana que se cubre.

XIX

Salgo en tu búsqueda...
no me queda clara la idea de abandonar tus contornos,
mira, que esta ausencia, es la enredadera que me calla.

Mira, que cuando mencionas mi nombre
las entrañas te escuchan...

avanzo a ti,
traída como aguja.
Entre las cuerdas de tu voz,
me siento presa.

XX
En el muelle de los desaparecidos...

este destierro voluntario
me detiene entre la locura y tus abismos.
única noticia del día.

Sal eres de mis pasos
y no entiendo
porque tu nombre se me ha vuelto necesario.
Esta línea negra,
no me deja dar un salto
a tu cornisa.

XXI
Lucha sonámbula enmarcando las redes de tu nada.
Entrego los cabos,
la bandera,
las hojas derramadas,
sigo ciega en tu camino de zarzas,
y ningún alacrán me ha dado muerte.

Los dioses no han perdonado el abandono,
entre las rocas de tu ser me detengo,
voy en este camino
tomando el alimento de tu aroma.
Si, prefiero la muerte lenta,
la de los mártires anónimos
la estrujada por la encomienda de ser otra.
Sigo con mis revoluciones en marcha,
con mis caballos desatados
unicornios que no me abandonan en la lucha.
Sigo tu aroma,
y el desvelo me aconseja, que me olvidas.
Te busco,
en la marca fugaz que has dejado por los mares,
la toco,
como a la línea de mis recuerdos.
XXII
Nos bifurcamos
por los caminos que no tienen historia.
Y tiras la rocas a tu paso,
no entiendo tus andares
y sigo creyendo que me amas a pesar de la aventura.
Caigo...
un ave fénix me regresa sedienta.
Soy terrena
el camino me da pistas de la huida.

XXIII
La historia se vuelve clara,
y entre los libros de magia
se resuelve mi vida con tu nombre
¿o, estarán surgiendo formas despedidas ?
No.
De ti, no recurriré al olvido,
continuo el curso del camino masoquista,
errado, el del fugitivo.

Estoy en la cumbre de la roca
mirando al sur
para ver a cual mar lapizlázuli emigraste.
XXIV

Tomo entre mi vida
los temblores de tus manos,
y sigues girando la vida de tu muñeca,
no entiendo como llegó a mi mesa esta servilleta
con nombres sedientos.
Tiemblas,
y la letra se hace clara,
a la vista del que pierde la noticia.
Se enciende el conjunto de guitarras
los sátiros recorren las caderas.
Has descifrado mi nombre
con el suave movimiento de tu mano.
Los hilos de la tinta siguen presos
has transitado del temblor a la calma en la escritura.

XV

Deja que la marca siga viva
y se entretenga toda la noche
jugando con el fuego.
Esta careta de ser cita textual, conocida,
este disfraz de aprendiz de alfarero,
loca, torturada, melancólica,
exprimo el papel,
extiendo la servilleta anónima...
y el nombre surge
con la marca entre signos.

XXVI
Este aprendiz de esperanzas
busca el camino por tenerte,
descubrió que es mas dicha agria
amarte en la distancia
cuando hay un cristal encendido,
mas allá de los pasillos que reflejan las voces
y de los mil citados escándalos diarios.

Un árbol, oculta tus pasos en el cristal,
una cortina celosa de tus sentidos,
y mientras encuentro otro túnel para llegar a ti,
y plantas en el campo de maniquíes
se burlan de mis complejos:
mi necedad sigue enamorada de tus colores,
uno tras otro los cuenta,
como diamantes
en la cauda del pavorreal.


XXVII
En el sueño
veo el contorno del sonrojo en la piel,
y tras el saludo tembloroso
hay una guía voz que me involucra.
el llanto de tu ausencia no ha cesado.

Tu nombre se pega a mi como una melodía exagerada.
Y no puedo negar,
que éstos sentidos te reclaman.

Vuelvo a ti,
en la necedad de ser única hembra,
cuando tu calidad de macho se detiene.

Te desconcentro:
los papeles se revuelven
cuando miras mis ojos,
este cuerpo no olvida tu peso al iniciar la madrugada.
XXVIII
En el muelle de los desaparecidos
sigues mirando al sur
y una sinfonía de garzas emigra.

Las letras de tu mar se han vuelto grises.
Tus manos estremecen mi baile,
y esta aburrida vida,
ya no se conforma con tu voz.

No hay trasporte que nos lleve
al mismo destino.
y si la noche fuera mutilada
solo queda la historia seria
de un baile frustrado.

Dime que la música no acabó
y que seguimos danzando la melodía del triste recuerdo.

Tomemos otra vez de la botella
y que este ahogo
nos lleve por fin a la desesperanza.

XXIX
Vas con alta velocidad,
y mis ansias han frenado tu camino.
Me rechazas,
y necia por la segunda vida,
predigo que es el fin.
Bajo de la embriaguez,
y me abandono a tu carácter rebelde.
¿En dónde conocí alguien igual ?
Me miro al espejo, y ya soy otra.

De nuevo juntos
la bandera roja no ha cambiado.
Otro beso en tu boca
cambia la pesadilla.
Y mis ansias al amar
entran al laberinto de tu cuerpo.
No veo el fin de esta senda,
aunque pase todos los días por el cristal.

XXX

En el muelle de los desaparecidos...
el amor se desvanece entre las manos
y en el rito
lo entrego,
hay en su pista una lluvia de amaneceres,
y su mirada me fortalece,
hombre de sonrisa trasparente
esperando en el octavo siglo
del llanto de la espera.

Hay en su paso apresurado
y sus manos de miedo
una lucha que me agita,

su vida corre el telón
de las marionetas vivas
y gime la luz
y gime el viento de la madrugada.

XXXI
Con el roce infecundo de la ira
se agita la piel
y un huracán que despierta la voz
anuncia su marcha

mar de luces al fondo...

una tira de color
revuelca el paso
y la bolsa de plástico sigue atrapando
los segundos trabajos...
mar de sonidos en flor

y el círculo inicia su travesía
y la flor sangrante
abre su escritura
mar de insomnes a la luz

la despedida saca su careta
la bienvenida llega
los brazos forman un círculo vorágine
los ojos huyen de la zona de olvido

se agita la voz
se agita el nido de cascabeles...

se danza al encuentro
al olvido
danzar junto al hombre callejero despojado de la máscara
mar que agita su cauda
mar que avanza con su luz amanecida.

XXXII
Decir, no lo soy...
nunca fue tan cierto,
como negar en la conciencia que despiertan los ángeles
cada ves que nos detenemos de este mundo.
Nunca fue tan falso,
como la desdentada voz de la esperanza.

Navegar de un lado a otro de la cerradura
con la certeza de saber
cuantas vueltas le dan a la llave.

Decir no lo soy
no invoca a las brujas
ni a las adas...
en este tiempo antidragones y princesas.

Tomar la llave de cristal
y asegurarle a la vida que no somos ciertos.

XXXIII
Girar la perilla:
era necesario gritar tan alto
para entender que
esta locomotora
le da vuelo a la desolación.

Entrar por la puerta falsa
para decirnos las verdades absolutas
que esconden los pilares del jardín edénico.

Volver un instante la vista atrás:
príncipes estatuas de sal,
vidrio,
yeso,
columnas de carbón,
hierros rotos con tanto incendio de esta incertidumbre.

XXXIV

Este río
me lleva de un lado a otro de tu mar.
Clandestina,
esquivando a la sombra,
deteniéndome en cada pilar
cuando escucho los pasos de tu vida.
me cubro la conciencia
cuando te nombran
y una A mayúscula se filtra en mi sonrojo.
La luna se quita la cara
y sus cuartos menguantes
se confabulan en el temor de la luz.
Ya ves...
de ves en cuando entro en el delirio

XXXV
Ningún rasgo en el papel
respeta tu escritura,
encuentro
las tiras de abecedarios,
otros tantos en mi piel.
A veces nos parecemos,
como almas paralelas al filo de los renglones
repitiendo la vestidura,
la palabra, los destinos,
entregados al azar,
nos combinamos,
muestras de sal
en mares pendulares.



XXXVI
Consigo del viento norte
tus murmullos,
giran los papeles
dándole forma a los enlaces.
La ventana se cierra,
ya no encuentro en el escritorio
las líneas que hablen de mi.
Y tus manos tiemblan
haciendo la señal del adios.
No estabas en el mapa.
Isla virgen de mis rutas
sean tus playas el reposo latente.

XXXVII
Miro al sur,
y los espejismos emigran
en la fantasía de la sombra.
Siento los efectos del viaje entre la sal,
Y tus notas mar adentro.
Me agrede el recuerdo,
no logro
ensartar las cuentas de los días entre tu vida.
Muevo mi cuerpo
para encontrar una llama que lo encienda
y la tentación es inútil
cuando abres la cortina,
y miras
y te vas.

XXXVIII
A dónde se fue
la palabra
la mirada
el eco,
la sombra
¿A qué mundo raro de nombre y apellido?

Ésta angustia,
sin una hoja mas por deletrear,
me dicen que sin ser de hoy,
ni de mañana
estas bagatelas adelantan ya otro siglo.

Si hoy, no lo soy...
entonces de donde tomé la llave
para abrir esta puerta...
adelante veo otra mas... una en el contorno de la otra,
puerta tras puerta,
abiertas con una sola llave
sola como los pájaros.

POR EL CAMINO DE EVA.


Por el camino de Eva





Mónica Reveles Ramírez



Primera Edición Marzo de 2002
1000 ejemplares.

Obra Protegida por ISBN


Eva



I


Sigo el camino de Eva,
renegando del mundo,
con la pasión errada,
el delirio de ser fuego y vértice del nacimiento.

Mis pies levantan el polvo,
y la roca bajo mi ser
descobija pasos de mujer mutilada,
por llama hiriente .

Verdad que caba su muerte.

Busco descanso para reposar el cuerpo marchito
y olvidar al demiurgo que originó este caos,
al poseedor del paraíso
que depositó su sabiduría entre bestias.

Voy,
mas allá del tiempo
que aparta las palabras errantes
de un hombre fugitivo
que cedió su cuerpo para ser otro cuerpo,
semilla filtradora de vida
luz incandescente que cegó el origen.



II




Para hablar del nombre de Eva,
llamaré al varón que ocultan los milenios,
esperanzados que resurja entre mar y cielo,
libre poseedor de fuerza,
vencedor de bestias.
Llamaré al marcado con el fuego del dios
que custodia los andares.
Mitad perdedora de su paridad
cuando la vida del mundo fue cierta.
Hombre solo,
que restaura unidad junto a la hembra.


III



Conozco el nombre de Eva,
por su composición sutil y desértica,
por la madrugada que reveladora del origen.
En la palpitación violenta,
lo creado tomó imagen
radiante claridad del firmamento,
lineal ante el horizonte y ruidosa
caminando en piedras de lava.

Nombre de raíz profunda y prófuga,
extendida en la lejanía de mantos de líquidos
que recorre con su savia
el filo de los teclados de la tierra.

Sonido que con el día se matiza con su eco de voces.

Mujer, porque luminosa se mira de noche y día, encarnada por fantasía materia,
rodeada en el espejismo de símbolos.


IV


Nacen semillas en el río de ciencia,
Sello de batalla sensual
por la amante diosa expulsada del jardín Edénico, estrena castigo como hija-esposa,
arrastrando la vergüenza por el encuentro con Eros. Pasión verdad,
que marca un nombre,
sinónimo en el pecado,
imagen que decide por destino el dolor.





V


Ser mujer,
frente al jadeante milenio,
que escupe los años.
Madre
ante dolores de parto sin deseo.
Dar luz arrastrando vida ciega.
Espiga,
para masa inerte.
Deseosa de ser para el macho única paridad.
¿Quién te inventó
para completar un destino?
Y...
¿dónde se completó?
...
la bestia recorre calles,
busca a la mujer que perdió un paraíso.










De los orígenes




I




Nix


Alguien te nombró:
principio,
nombre dividido.
Luz prometedora de ansiada espera:
hombres portadores de trasparencia
entre infierno, tierra y cielo te coronan.
Nix
madre de dioses:
todo aparece en claridad.
Nace el mito,
materia de contraluz en la sinfonía de color.
Los dioses aparecen
adorando el nombre de mujer,
símbolos terribles
ordenando ciclos de vida y caos.
Tanatos :
recógenos en la fascinación
de tu aurora.



II


Si Nix
tocará con sus manos
el nacimiento de mortales
y lambiera costillas ácidas de mujer,
sus contornos no serían sur y norte:
su mirada
no sería flecha
que va de amanecer a ocaso,
provocando guerras en tierra estéril.
La destrucción nos poseería
con su manto de agua turbia.

Si toca un trozo de esta tierra,
reclamará sus derechos
y escupirá de sus entrañas
desechos que olvido,
para crear habitantes

mutilados

en mundos

y abismos de encuentro.



III


Lilith


Nacida del polvo,
con la insuflación divina
semejante al varón,
seductora de durmientes
remota invención .
Reina inframundo,
los mortales borraron
de tablas y papiros tu surco.
Primera esposa y amante,
signo de liberación
que no se doblega
porque la pasión nocturna
llegó a ti antes que el día.
Ángel de amores ilícitos,
creaste por un falo la guerra.
Princesa del exterminio
desposada con Sama’el.
Sennoi, Sansanui y Samangaluf
te buscan por llanos,
montañas y ríos
creen que ante su aspecto angélico
cederás,
pero el orgullo eterno
te envió a profundidades marinas:
guardianes supremos
te retienen,
no saben
de tu escape al pensamiento
en cada mujer
que clama su derecho a crear.


IV


Isis


En ciudad triangular
y un sol que castiga la piel,
eres la gran madre
rodeada de incienso y alabastro.

El Nilo,
mira el palpitar
de tu primer pensamiento.

Osiris a vuelto,
el cuerpo dividido en catorce secciones
une la magia del rito.

Semioculta
en luz de luna negra.

Isis,
en oscuridad de un mito,
cuéntanos la verdad
con tatuaje de mortales.





V

Hera


El arquetipo de Hera
perdura en la mujer desposada,
creyente que salva su origen
fiel al maltrato.

Diosa dueña del amor-odio
cultivas posesión de vigilia,
chantajeas
con llanto sutil,
y sólo recoges
los pedazos de engaño.

Patrona de casadas
tu hogar será sombra que perdió virginidad.

Zeus, busca el consuelo en tus iguales.





VI

Alcmene


No cambias tu destino
y te entregas al determinarlo,
paridora de dualidad,
con tu sangre confundida
te lanzas al primer engaño,
desamparas a los nacidos de tu sangre.
Por un reinado no conseguirás la dicha.
Celosa amante que das la vida
al primer
que defiende la destrucción
de hombres y dioses,
mira tu camino trillado:
el descanso,
solo te encontrará en la muerte.



VII

Demeter



Tu habitación en el Olimpo
es nombre que corre libre:
aire y aroma de roca,
al crujir de ríos
se hizo una melodía que aturde el abandono.

Diosa entre campos de cebada y nieve
devorada por Cronos
para que tu alegría no nazca,
surges coronada
cuando las manos de Zeus y Rea te rescatan.

Poseidón
veloz corcel cruza tus campos,
extasiado
te toma amoroso
para crear ninfas.
Misterios rodean tu imagen,
prácticas de maternidad doliente.
Entre fases de luna te encuentran,
porque lloras el rapto de hija,
y fundas el invierno
con árboles sin hojas
para calmar tu dolor.



VIII

Afrodita

Eros,
poseído por la Noche,
en rito mágico
nacen los portadores del olvido,
destino y odio.
Luz,
que no vuelves para alumbrar existencia.
Nietos del caos,
arrastran en mundo el vacío
que se percibe del corazón
en ocasionales desventuras.
Adorados por la magia envolvente
Amor y Afrodita confunden sus cuerpos,
leyes en sufrimiento comprendidas
prodigan o niegan su gracia,
con arco y flecha cautivan al capricho
para que el mundo sea
pequeño ante pasión.
Afrodita,
en inseparable corte
de cupidos
deseada y temida,
avanza,
prenda a su paso
castiga con el delirio.







IX

Moiras


Vestidas de blanco
caminan recordando que Nyx y Cronos
las crearon.
Parcas, Hilanderas,
miden y cortan la existencia.
Reparten la suerte entre hombres,
gobiernan la vida
y determinan muerte.
Tres mujeres de paso lento:
Cloto hilando con su rueca,
Láquesis, trasegadora del hilo,
Atropos, corta la hebra.
Vigilan las infracciones de dioses
que vagan por el cosmos:
decisión sutil
divide los precisos hilos de Necesidad.




El hombre


I

Voz de hombre incendia la mañana.

Un sol espía
merodeando entre matorrales
la llama de carne.

Hay una tierra de cruces al oriente:

¿Hacia dónde avanzar
cuando el mineral
no crece entre la hierba?

La sequía
trajo seres blancos,
del frío nace una choza de adobe
y en casa hay humo solitario.

Buitres sólo esperan
que la luna los oculte
para limpiar la conciencia
codiciosa por el llanto de la tierra.



II

Una figura
frágil como línea de papel
cicatriza música
que abandonó la flauta:

sonido de hombre que lanzó grito al aire.

De niña miraba estrellas,
imitaba sonidos.

Como voz seca y cuerpo de caracol
entre luciérnagas
la tinta ignora que deja huella
de hombre viento mar adentro.

Entre olas
se apaga con la llama del sol;
cenizas delinean su contorno en arenas.




III


De tierra
limitó su paraíso,
no era como Eva,
de materia y algo lunar,
los árboles oscurecieron sus fronteras:
flor, raíz que simula el nacimiento.

Su piel absorbe el calor de la hoguera,
calcina conciencias y ciudades.

Desde esta rama,
donde las estrellas son visibles.
delíneo la figura
que un día alcanzó la altura de los soles:
comiendo uno de sus frutos
lo espío:
pronto llegará para darme
la primera enseñanza.



VI


Con la sed que mana de mis manos lo imagino:

agua
tierra
aire
incendio.

Luz,

sombra,
cuando a las tres de la tarde salgo a regar el jardín.

Y
las plantas reclaman tardanza.

Una vez
un hombre
salió a la calle a colgar
una luna para sus noches.

Y
no hubo sol:

el día que la luz volvió,
se creó un mundo
para nuestros sueños.




V

Nuestra parte humana
cayó en el nacimiento:
¿Algún pecado más
que nos quiera acompañar al exilio?

Caminamos al oriente
vislumbrando alguna raza que nos dé asilo.

Agua Viva tomamos:
entre nuestros hijos
y orejas, escondemos estrellas,
flores y pescados para sobrevivir
fuera del paraíso.
Para esta fechas,
en ese lugar
tal vez todo esté seco.




VI

Suelta esta noche la capa que te cubre,
y danos la ansiedad que escondes
la vida está por caer
y las amenazas no cesan.

Tú que naciste hombre
mira al sol,
y suéñate héroe,
al fin que la batalla
que deseo,
está en una isla de tu tierra fértil,

Si vez que Italia se calcina
lánzate al mar,
el río de lágrimas es eterno,
y en el exilio hay una fiesta.

VII

Salomón decora con su canto
el mármol rosa,
levanta junto a su esclavo
la sed de ver a un dios bajo su techo,
con nueva Jerusalén.

El agua detiene su cause
seca las ramas de olivo,
amamanta el silencio del huracán.

Arena estremecida por cada grano en letanía
o un hombre procreado por una marca:
ser divino
o rival del que cree que su imperio
cegará la figura de Dios.






VIII

Sentado
frente a la página del libro
que le recordará como va la vida
huyendo en su interior,
la recorre fijamente,
hombre al fin.

Creyente de que en su blancura
no se escapará alguna gota de sangre
develado por luminosidad vagabunda,
ante sus ojos un mar
o una sola página
que arme con sus líneas la vida.

Sentado frente a las olas
mira la volatilidad de su alma
y respira agitado cuando la marea sube.




IX

Si la luna cayera
con los golpes del tambor
que agita la danza milenaria,
seríamos seres luminosos
occilantes cada veintiocho días.

Mutantes
cada vez que nace Selene.
Agitando el pandero nuestro mar se eleva
para que su reflejo
se inunde
y penetre en ella.


X

De todas la huellas dejadas
en azules margaritas imitando ritos de noche:

deshojas

deshojas

hiedra que crece por los montes,
marcando los pasos
de ciegas estaciones
y si el otoño llega

huir

huir

en cada hoja
tras las huellas
del que ya borró los nombres.




XI

Correr,
agitando en las manos el futuro,
y sentir la lejanía de almas
meditantes a palabra de mediodía.

Buscar,
que la clave atardecer
se encuentre rociada de tierra
con destello de luna nueva,
y gotas de licor en cuerpo peregrino
perseguido por su origen.

Anclemos:
a mitad del mar las barcas en desvelo
con la creencia de ser islas
en donde lo predicho
ya no alcance.



XII

Un hombre llega,
su distancia es conocida:
delgado, luminoso,
entre sus manos
brochas miran paisajes.

Juntos pintamos paraísos,
arco iris en donde sellamos
con el cuerpo una secreta alianza.

Un hombre se va,
lleva entre sus manos
un reloj de arena
que medirá
la hora del reencuentro.


XIII

Una voz perturba mi garganta,
se guarece de la sinfonía de horas.

Avanzo con paso menguante
hacia una luz llena:
escucho como la batuta del director
aturde con una nota de re.

Inundación de coros,
dos mil años no han sido suficientes
para comprender tu grito:
hoy que eres voz de mujer
te agitas por el sonido del bajo
que ve pasar bacterias en nuestra sangre.

Danza perpetua.

Signos de luz.

Se concede permiso para pecar
en nombre de los desamparados de esperanza.




XIV

Mundano te vuelves:
¿Quiénes los clones
que habitamos estas tierras?

Y nuestras ansias de amar...

Cantera rosa se esculpe
deletrea la marca del tiempo con figura de apóstol.

Despedazado cielo bicolor
que la luz despierta:
me acerco al lugar
donde se fabrican esperanzas.



XV

Si su nombre es Luz, María, Angélica o Judit,
si su vestido amaina la fragilidad,
si es feliz,
si su padre la ama,
si es libre de toda culpa,
si hay un hombre que la tome y la bese,
si su marca preferida es fuego sobre la piel:
ya no importa que su nombre sea
Luz, María, Angélica o Judit,
porque con un vestido que amaine la fragilidad,
feliz y libre de toda culpa,
un padre que la ame,
un hombre que la tome y la bese,
cada Eva, resume su signo
en la marca de fuego sobre la piel.



XVI

Soy de sal
me crié en el mar
que heredó a mi tribu sus lágrimas.

Soy un puente:
uno los ríos que pasan por la grieta
del destino de los hombres.

En arena
dibujo con el índice derecho nombres impronunciables
que las olas recogerán
para formar el libro de los días.


















XVII

Vuela Eva,
lanza tu red de palabra
deletreada en el viento norte
que mira al sur,
desata tus ansias de ser amada
en la oquedad de la roca,
tienes el tiempo
y todos los hijos por delante.

Eva,
lanza tu suave canto,
para desatar de los exilios
a tus iguales.

La historia del hombre que te acosa
se enredó en los cabellos de mujer.




XVIII

Nacen...
en la calle tres, un hombre recoge latas que lo miran con preocupación.

Nacen...
en tres días se acabará la guerra, se liquidan francotiradores.

Nacen...
en el basurero la comida se aburre y se descompone.

Nacen...
perlas o diamantes, más tarde lo decido.

Nacen...
tu casa... la mía.

Nacen...
¡Déjame vivir!

Nacen...
Un hombre reza una oración confundido porque el Vaticano anuncia que el infierno no existe. ¿Existe el cielo ?

En la tierra, un largo silencio, desde hace media hora en un hospital de ciudad no se han registrado nacimientos.



XIX

La mujer que escapó ayer del manicomio
traía una marca en su espalda.
Al pasar junto a mí,
arrebató los letreros,
me quitó lentes,
destrozaba cada línea que leía.
Me miró satisfecha
y gritó: ¡ el hombre ha muerto !
Se marchó
dejando en concreto
sus pisadas de sangre madrugada.
No había luna
me dejó su rostro y un cabello.
Noticias de las ocho:
una mujer fué hallada muerta,
cerca del basurero.
Alguien le apuñaló
una historia en la espalda.


Rumbo a tierra del Guadiana

I


Altas olas llegan con furia y azotan montañas de Sierra Madre. Del norte flechas trazan el desierto, del sur ruedas penitentes acarrean jade y fuego. Mueve el deseo de mamar en tu lecho luz que refleja la luna. Del oeste, cubierta con manto de concha, Eva, y caminando hacia lo alto va tejiendo trigales; como si el desierto hablara con su tolvanera de zarzas, se hace una fiesta. Los ríos Valle del Guadiana han nacido y la tierra cobija, se acomoda a la sombra de los sauces.


Desnuda, teñida por color de sangre, radiante entre plata y oro latente bajo pisada, se anidan despertares, ya mira con quietud el nacimiento de nueva tierra, ya sabes que entre manos se anidarán hijos peregrinos de calma.


Color silencio. Y se levanta en cantera tu casa. Se adornan los vestidos con resplandores de tierra, corona son ramas que decoró el cedro, venados, osos y palomas en palacio.



II


Eva, posa la frente en altura de horizonte, sonrojada tiñe las nubes. Pájaros y flores se anuncian a su paso. Después del destierro, el ocaso aún esperanza. Las piedras azules son la marca de su llanto.

Unida al mar, sabe que su hija Venus escucha y la imita entre caracoles. De cada espora nace la piedra con centro de cristales. Centellas iluminan reprimidas por el desierto, granos de arena cubren un cuerpo.



III


Esencia de mujer nace en el Tubaggue, cielo que ilumina al Guadiana, mujer guerrera y amante, grande fue tu arrebato ¿en dónde estaba tu corazón, al cambiarlo por el Cenzontle que llamó a la guerra con el hombre?

No te bastó comer manzanas.

Aún no soportas el sufrimiento del destierro y lo olvidas en cada región en que por ti se entrega al sacrificio. En tu palacio ya canta el ave blanca, el guerrero por ti caído, la sangre en tierra es torrente que no calma.



IV

Tesgüino se prepara en vasija de tierra con llama, bebida en satisfacción. Aves entre incienso devuelven a la vista tu origen, madre de semillas, cambias por placer tu evolución.

El teponaxtle suena a muerte, llaga que abre el duelo de corazón, tierra con dolores indefinidos. Copos de nieve decoran tus sienes. Y la túnica blanca canta junto a la gris.

Tu soledad festeja dolor y piedras de lágrimas tejen un surco de pieles ocres. Que tu desdicha nos alimente siempre, mientras soñamos colgados de la trenza de la luna nueva.













V

Vas caminando
de la soledad a la esperanza,
con el destino apócrifo
creyendo en varones de verdadera fe,
apoyada en ellos, como verdadera lanza.

Al vacío,
arrojas semilla
en sembradío de universo.

Madres fecundando días
unidas al cordón umbilical de Eva.



VI

Lodo y ceniza,

agua y fuego.

Materia del origen

consumada en las heridas,

de la corriente del mar anidando deseo.

De nuestros ojos

nace el volcán que encamina horas.

Construyamos la villa,

contra la tempestad que desborda.











VII

De la región de coral
surges errante.
Y diste como la mariposa al color
una guía de la senda que marcaba el mineral.

Con mirada hacia la montaña
te sentaste a descansar en el valle,
y el agua del río de tunas
entre manos.

Con tu sonrisa niña
y ojos de todos los verdes sueños
el cielo atardecer tocaste.


VIII

Ser madre
fecunda en los inicios,
cuando Virgo
se coloca en el ocaso.
Marca de tierra
que evocó su naturaleza guerrera.
Paso hacia el lugar
de lucha contra lobos.
Zona de silencios y cantos
en donde el zacate
hace sandalias a tus pies.
Eva, que habitaste en la tierra de Analco,
junto a Sahuatoba en desconsuelo,
buscándote eterno en lunas de plenilunio,
mírate hoy
en esta mujer que se llaga
con las calles que cambiaron su pasto
por ácido concreto.










IX

Lamento junto al lobo se confunde,
se desconoce ya tu canto dulce
que arrullaba.
.
Evadiste el paso entre mares

evacuaste a cada hombre

evaporaste cada lágrima.

Mujer sin libertad,
esclava de los vientos
ignorada,
loca.

Aún en el hallazgo
sacerdotisa que se limitó
al sacrificio de iguales.

Que suene el caracol junto a la hoz,
el amo del tiempo
nos ofrece la clave de vida.


X

Al norte se escuchan los ritos
mezclados con labranza.
Maíz y trigal nutren un pueblo
que se funde al centro del corazón.
Columnas junto al humo
del incienso y copal.

Un río de lágrimas
corre al centro del Guadiana:
sauces ven pasar el funeral
de la última guerrera.

Su hija hoy juega
junto a labranza
que teje un extranjero.






XI

Eva:


si el lodo para ti es extraño

¿En dónde aprendiste el oficio de alfarera?

Hoy que llevas una vasija en vientre,
consumadora en fuego
al primer hombre,
nutres con tus pechos la historia
sentada en tu trono de nopal,
mirando como tus hijas se mezclan
y esparcen sus frutos en una tierra ajena.

Tenías por reinado un paraíso,

¿En dónde quedó el sello del origen?

¿Qué haces en esta tierra de barbarie?
creyendo que aún
encontrarás tu juicio.





XII

Te miro,
ante la montaña de plata
tejiendo el nido.
Amante hasta el cansancio
en un rayo de luna
enlazando cada tormento.

Y te veo en la breña,
llena de horas que pasan serenas,
feliz entre guerreros que te miran
de norte a sur,
para hacerte siempre suya.











XIII

Mira tus hijas
y renace:
lanza tu grito de amor
en la sangre que pares.

Marca que arrastra el fuego
con el que revuelcas las entrañas
de los incrédulos amantes.

Muéstrales tu origen
de mujer que engaña
y desprecia el paraíso.

Que se diga que Eva
encontró su casa en el Guadiana
custodiada por alacranes y lobos.




XIV

Como llamarada de ola
que se mezcla en sangre,
el grito inunda
de letanías los suspiros.

Sacar el corazón
como una flama que enciende el gemido.

Sacar el alma,
reclamar entre latidos su sollozo..

Sentir
amar
sentir
amar...

y que la flama que serpentea
la conciencia de cada mujer amante
estremezca su espacio, su gemido.


XV

Porque de la luz que divide los abismos naciste, gran Madre. Y te vestiste de púrpura, para resaltar el calor que se deshace en tus templos. Mensajera acudes a la batalla, desde Babel, siempre unida a una sola mujer en tu dulce ferocidad, tras las dunas y glaciares, estepas y bosques, acogernos en tu regazo de pecado. Cobíjanos gran Madre, que ante la luz de los sepulcros que habitas esperando tu juicio.

Desde el corredor te miro: mis manos invisibles te tocan tomándose de una a otra costilla, petrificadas, sintiendo como el tiempo se desvanece como hilo de oro. Un peregrinar de agua se revuelca para lavar tus manos antes que el primer amor amanezca.

Te invento, siempre que se pronuncia tu nombre desde la raíz, mientras que en esta serenidad estalla un grito de sirenas que amenazan con expulsarte de la tierra; danzas con un manto azul, ojos de coral y cuerpo de viento, árboles que de hojas hacen tu vestido para que luzcas en todas las estaciones, variante ante la claridad y difuso con la noche.

Mira esta luz y descúbrenos la iluminación de las noches, tú que nos engañas al nacer cada estrella.




XVI

Muda has nacido, para crear tu especie. Menstruación y semen. Agua y vino. Sangre y lágrimas, sudor y consuelo. Te levantas, y es para ti caricia la destrucción.

Renacer siempre entre ruinas .

Vivir después del dolor cuando la vida es una fiesta donde carnaval y sepelio se miran a la cara y se ponen de acuerdo para la nueva suerte. Fiesta de carrizos y plumas con que te adornas y danzas a una mujer que te mira desde la divinidad, abrazando al mundo.

Si naciste para ser polvo, cada vez que te mezclas y pares esperanzas, al fin Lilith, al fin Eva, siempre bailando junto al reptil cubierta con la piel que escandaliza, desnuda y madre, heroína mártir, quemada con promesa de purificación.






XVII

Con hilo de plata y bejuco tejes un trono. Trenza casa donde nos guarecemos. Pepeno en la basura y te veo dando de comer a un hijo.

Camino agotada, tras el trance de ser Eva y una mujer inexistente, creada por el artista junto a Dios para la salvación de los años, mancha junto al hombre. Pides limosna entre los que te escupen a su paso. Vendes tus trenzas, cosechas en la calle el rechazo. Ser mujer junto a una historia de valle que enrojece atardeceres y se alimenta cielo azul.
Miren, hay ángeles que en las calles venden flores.


XVIII


Una madrugada más, tropezando con verdes retoños te marchas, como en cada día, como cada siglo, como en el destierro, amenazada con no volver al paraíso. En el principio buscaste el alimento eterno, hoy sólo un pedazo de comida para hijos de un abismo.

Tejedora del telar de tiempo, el dinero fresco se evapora de las manos como incienso. Maravillas en aparadores de árboles y viento. Seda, ébano te detienen y te enseñan un desierto.

Largo es el camino, se extravía un paraíso en el averno.




XIX


De la montaña de Remedios a la plata, se teje con espinas un camino, mujeres que transitan buscando evadir con cantos de luna soledad.

Olvidar llanto que trajo la acequia, sepultar en un lamento fantasía. Ser mujer y crear ciudad de luz, despertar a Eva y que la llorona descanse en paz, para que oraciones mezcladas con ocaso, se marchen y no vuelan sin cumplirse.

Casas de pasillos arqueados se estremecerán cuando llegue de nuevo la gran Señora a tejer cada tarde junto a helechos, y sonría para que los fantasmas desaparezcan, y vean que ya no hay olvidos.







XX


Ser la gran Señora, que entre peñas y encinos escuchas canto de palomas y gorriones, y con la música de amanecer reinaste en ciudad que une desierto con mar, columna vertebral donde el Espinazo del Diablo se mece y sacude a los que desafían su cruce.

Tejedora, alfarera, artesana de lazos invisibles, ensartas piezas que te heredó el tiempo. Reina de las luces que recorren el desierto, antorchas que del reflejo de tus ojos nacieron, mientras que el alacrán hacia fiesta en su reflejo, toca la música, teje el cielo, escribe cuentos. De la caja de magia enséñanos el secreto, en esta tierra de encinos, donde cielo y lapislázuli se unieron.

Eva, no tenemos por señal nuestro sendero. Si de un paraíso desterrada, por ser mujer defiendes tu sueño, que la pizca de manzana siga, y nos embriague de consuelo.



XXI

Hombres de pueblo fraticida
sacrifican ante su diosa
el cuerpo doncella virgen.

Y lágrimas en plata se vierten
cuando se encuentra abandono.

Se ha profanado
la vida de una hija de Meztli,
con acero se cubre belleza

Por un río de roca protegida
ha muerto la mujer mas amada de Selene.

Ciegos por el luto,
la vergüenza se oculta con el sol.













XXII


El valle se tiñó color desierto,
la luna una acequia de amargura deja,
y tribu en desolación
no comprende el pecado.
A las montañas más altas entra.

Hombres lúcidos anuncian
la llegada del hombre nuevo:
huellas blancas,
fuego en manos de hierro
buscando plata.

Cavará montañas
perseguirá insaciable.
Mezcla de aventurada muerte.

La marca de Eva llega al valle seducido,
por lágrimas de luna,
una nueva mujer vestida de niña,
tiñendo tierra de rojo.

Dos pueblos,
debaten el pecado
y sacrificio a la vida,
muerte eterna se lleva.

Única para el nacimiento,
mira a sus iguales,
las vivifica
y continua su senda.













Por el camino de Eva



¿Verdaderamente, quién es Eva?


1

Camino rumbo al poniente,
después de la marcha de mediodía.
Voy fatigada,
cargando los estigmas,
recordando mis rodares.

¿Hasta cuando encontrar
el espíritu sedentario,
y marcar la tierra
con la bandera roja,
teñida con la sangre de las parturientas?

La tierra es fértil,
pero mi paso la hace desértica,
peste se riega entre mis brazos.
Al fin mujer,
al fin Eva.

2


Recorto los pedazos del tiempo,
los reúno junto a la hoguera
que teclea con chispa los días.

¿En dónde están mis iguales,
en cuál página derramaron su testimonio ?




I

En hielo se fundió para ser cuchillo,

corte de la noche.

Fuego

con sufrimiento de prójimo,

con razón arrebatada,

que nos usa.

Latas de almacén.

¡Salgamos

de esta servilleta!



II

Amar,

desnuda en la palabra.

Una, cuando labios

por donde se filtró la palabra origen

se enlazan,

rosa de amanecer.

Contraer el lente:
dejar que el pulso sólo transite de la pupila

al objeto iluminado por el deseo.

Hacer infinita la caricia

y con huella de mariposa

tocar el agua que se criba entre cuerpos,

entre luz semejante al que comparte sus designios.

Hay una montaña por transitar.










III

En pedernal

hoguera

fuego

brazos parpadean

fieras cantan

pies enlazados al resplandor

danza llama

abismos en caída del pensamiento

luna negra magia,

uno... dos...,

uno.


IV

Toma la llave:
que cerró la jaula
del cuerpo celestino,
la que encarceló y apagó el rostro oculto de pasión.

Llévala en fuego:
hoy que te liberas;

que la magia, pasajera de tu pensamiento no la oxide,
sea solución al valle perdido.

Tómala,
y entiende que para mí es mejor seguir tras la jaula
que mirar cómo vives de olvido.





V

Soy de signo tierra,
atada por latitudes
y algún infierno.

Creo en el amor ciegamente,
me dejo guiar por el deseo.

Hoy el mar en calma
oculta los lugares del ocaso,
islas donde crece flor con desesperanza.

Te espero
con mis estaciones lunares
y rosas que no ha marchitado el invierno.

Hace ya dos lunas que te fuiste
a la tierra donde se caza el pez de los delirios
a buscar extractos de rocío
y copos de nieve para nuestro nido.

Hace ya cien arco iris
que no te percibe la mirada.

Cuando vuelvas a esta tierra amarga
se alejarán las noches que me tienen con cadenas,
reposarán entre mis manos tus sentidos.

Y la luz negra del ocaso
que me ata a tierra y deseo
me hará libre
bajo el cielo
que vigila este sueño.



VI


De la ruta que el desierto creó en el mar

busco el canto emplumado

para crear mi nido,

y pisar quedito,

a ciegas,

creyendo en el temor que empantana el alma

y la seguridad craquelada entre mirada.

Busco

Solo un camino que mi cuerpo una

y mis sandalias

amanezcan

cada vez que el Ave Fénix

despida atardeceres.


VII


Me alimento con madrugadas
que despiden las noches
contagiadas de espinas que los andariegos
riegan en su sábana.


El rictus
no me ha cambiado en los últimos siglos
a pesar de la metamorfosis
(serpiente, flor, fantasma).


Sigo la fortuna
con una pizca de teología en conveniencia.


Estas sandalias sólo arrastran el llanto.



VIII


Una madrugada
se precipitó en andares nocturnos,
sólo así la cara real de una vida se mostraba
a la obscuridad
compañera que con cinismo
agitó su abanico de soledades.

Sonámbula:
miró la ciudad en lo alto de la torre de campanas,
alguien la empuja
a la cantera del atrio...
cae
... el cuerpo se eleva...
ahora ave.

De los huesos:
una montaña de plata,
el último llanto:
una acequia sepultada por el concreto.

Canto en la ciudad
para los hijos perdidos en la desesperanza.
De atrio en atrio.
Solo la luna en plenilunio
Sabe de la oración por los caídos.
Hoy nuevamente acequia floreciente
con el sudor de los libres amantes
que huyen del tiempo
a buscar el anillo poderoso de la pasión,
exiliados
que encontraron al escalofrío de su mirada el paraíso.

Detengo mi paso de niña ingenua...
en esta estación
cuento la luz encendida del deseo.



IX

Mis ojos
de víctima en sacrificio
no se cansan de ver la luz
que riega el andar.

Y los sentidos ansiosos
por estrecharlo
miran estos ciegos espejismos.

La noche atrapa sus figuras
y como un felino te sigo
negra y blanca estación.

Negra y blanca la flor que deshojamos.

Mientras estas cuerdas que agito
me reclaman por un cuerpo
yo detengo sus ansias
y en la distancia lo poseo.

X



Una visión engañosa
alimentó el sueño de corazón viajero:

tejido de carnaval
careta de esperanza.

Risas de corta frecuencia
enredan en Eva, cuentas de lágrimas.

Llameante latido
inclinado como párvula paloma.

La ofensa sólo fué una.

El vino se evapora.


XI


Soy viajera:
peregrino por esta tierra
y recogiendo reliquias de mis caídas
voy con un costal a cuestas.

Llagas en cada año traicionado.

Visto el percal y la seda
sonrío ante el lenguaje intraducido.

Deformes
como los continentes
mis pies se han vuelto entre coloridas arenas.

Pasajera del viento, mar, fuego.

Anclar, en la niebla.

Mi despertar está cerca,
gaviotas anuncian mi nueva tierra


XII


Me llaman la firme Eva,
infatigable,
luciendo mi sexo
cuando la marcha nupcial
agita una estola que luce la tarde.

Azahares toman como vestigio
la poca luz que detalla cada pétalo.
Mariposas y espinas enredadas al cuello.
Extiendo el traje luminoso en terciopelo,
negras cuentas de barro en mis puños.

Avanzo
hacia la meta del deseo
recogiendo como pétalos la miseria.

Soy blanca sombra
acariciada por paz.
Mi grito se extiende
entre el laberinto de Ícaro
a la hembra parida por la bestia
a la hembra parida por el ángel ,
diestra y siniestra.

Llamado universal
de un tiempo enraizando tiempo.
Extiendo el manto de novia ilusionada
avanzo...
un pacto sella alianza con el infortunio.


XIII

Eva que posa en reventa:

atada,
hambrienta de víctimas que buscan amor
en el vestido de metal y fantasía.

Ojos delineados por la luz
paren cada segundo una gota de agua.

Terrible humanidad
que te pones la careta ante el exterminio
de flora y fauna enrarecida.

Madre
que temerosa espera
en horas inconclusas
arrullando esperanza al regalo de engaño
el despertar de un alma buena.




XIV

Jirones de tela
desgarrada por el viento noroeste,
llevan la palabra
que no pronunció un nombre por vergüenza.

La noche
enciende sus antorchas a lo lejos,
ha cambiado en los insectos su sonido.

Voy transitando por luz como en río de color:
la casa que anuncia su voz
desaparece a mi paso por el sendero
que se calcina con claridad.


XV


Vivir
iluminada de toda paz.
Serena ante un mundo que nos condena.

Vivir conciente
que hay una plenitud para todos.

Y que el bien y el mal no existen
en una vida verdadera.

Sólo el temor
que al desnudarnos nos habita.





XVI


Y que la vida
nos muestre su senda oscura,
el camino largo y meditante
en el que vagamos ciegos de esperanza
tocando los diamantes que sólo vemos
con nuestros ojos de sueño.

Subir cada cual su montaña
con el saco oscuro
y el corazón encendido por una flama.



XVII

Madre
que en la revelación de la primera mirada
das calor
e intercambias por tu vida el futuro.

Felicidad ardiente
al impulso del amar.

Posas verdadera Eva,
en misticidad de mujer
sola en el umbral de un hospicio.

Alumbradora
sembradora de claveles,
en la igualdad fecunda
junto al varón.




XVIII


Incendió en cada caricia un despertar
para los que habitaron nacimiento.

Viviente,
trastocada contempla un espejismo de signos
que se debate rosa y violeta.

Cuatro estaciones
no abarcan los contornos:
en los inviernos de estas tierras
enciende despertares.

Deslumbradora presencia
que entre pantanos
crece como hiedra.

Mi destino
sigue festivo,
mojado,
y con balde de ilusiones
canto la pasión que me sonroja.

Viajera y sembradora
voy grabando con mi paso
una herencia
que el silencio
creyó calcinar.

En esta canasta pautada
cuelgo los sinsabores.


XIX

Voy
navegando en barca de papel:

mis remos arena coral,
mis velas barro viento.

Me alimento
con el nuevo tiempo
que con la automatía y ensimismo
rechaza toda muestra de humanidad.

No hay límite en esta tierra,
donde el infinito me atrapa.

Soy la nueva hembra de hierro,
flor desteñida.

Saco de mi bolsa vientre
alcayatas de cobre.

Frágil
busco una orilla para anclar.


XX

Cierro el libro
que traduce en lengua amarga mi origen.

Finjo despertar
en la tierra del deseo,
rosas marchitas con vida valiente.

Barrocas
se han vuelto mis palabras
por el viaje.

Mis reclamos buscan la marca de estirpe.

Cruzo la calle tatuada
por el concreto joven.

Miro la barranca que sepultó los pasos de Eva
y atardeceres quietos sonrojados
por el transitar de su belleza.

La tierra recupera
esperanza de bendición.

Encuentro la puerta
que limitó el paraíso.

Un anciano cura alas rotas,
ignorando mi presencia.

Alguien le arrebató su arma de fuego.

Y una mujer
regresa a cosechar del camino.

A los hijos pródigos de la Esperanza

P o e m a r i o

a los hijos pródigos de esperanza

(Obras para un catálogo
de Carlos Cárdenas, pintor)

Mónica Reveles Ramírez

Durango, Dgo., mayo de 2002

(La carta 19)

I

La mirada de los iguales

aguarda el paso,

espíritus atados:

la marea roja avanza hacia nuestro rastro

nos desnudamos


vamos mirando


otro horizonte

en donde el signo de los iniciados

ya no alcance
como una marca común

la sandalia del deseo

desatada...


(El farsante)

II

Si la genialidad se atara
con cuerdas de vida eterna,
¿para qué la piedra filosofal,
o marcas de oro,
como la filial cárcel del Creador?

Bailamos al cosmos
del deseo infinitamente caduco,
entre las brazas de carbón:

un farsante nos mira
cuestiona
con sonido de roca amate...
aplaudida voz
en el contorno de la fragua.



(El enigma)

III

Hacia la luz de una mirada

se desluce el universo

con las cartas del éxtasis:

augurando los gritos de tierra fértil.

ángel tras figura, azulado:

roja la palabra que nos protege...

deslizo la mano pecadora

para encontrar

la llave del destino.


(El otro éxtasis)

IV

Calma,
la flecha enciende el camino de la herida.
y avanza tras el gemido estéril
del ángel oculto.

La mujer sigue errante...

Que las rosas derramen
su éxtasis nocturlíneo
y la palabra cante
el desvelo
de la gama sobre el lienzo.



(Sudarios)

V

Si de un final turbio

llaga la luz,

y por la negra sangre derramada

nos bebemos la vida:

el sudario nos fortalece

blanca tira marcada

con el rostro vivo,

marca hiriente

de las espinas

entregadas al dolor.


(Nuestra Señora de la Nueva Vizcaya)

VI

La rosa matiza mi estirpe
Señora de los misterios.
Brillas
y el cielo lapislázuli
nos decanta en su reflejo.

Mujer que surges del llano
de la mañana entre roca
del acero, virgen.
marca que detallas
en pisada el gemido
de la serpiente fundida
con alacrán.
para forjar en el espíritu de tu valle.

Madre de la Nueva Vizcaya
sea tu manto azul
nuestro cielo florido.



(El peso de las cosas malas)

VII

La risa se condena
mientras el rostro
craquela el avance de la hora.

Soy materia
sal,
tierra para el mantel del tiempo.

Soy el peso que fecunda
las cosas malas,
y me acosa
en cada palabra
que se mide en la conciencia.

Retorno al camino
para derrochar la vida.


(Todos somos creyentes)

VIII

Si de este baile
salgo socorrido
y el peso
de la pendiente
me salva...

si éste matiz púrpura
y la danza candente
dan una vuelta a la vida...
sigamos ofreciendo el cuerpo
vendamos el alma

el exilio nos espera

la cruz de cada día

nos fortifica.



(La bestia)

IX

Nerón sigue su juego,
y no hemos muerto al hechizo...
las gemelas incendiadas
y una pasión me aturde
con sus besos lacerantes.

La escena profética se repite
el incendio no cesa,
una laguna de fe:
mientras
la predicación pendiente

otra historia

el alma saca un paracaídas

y deshoja su vestido.

La bolsa detiene su juego de cartas
y el fuego no ha sido consumado.


¡Ay Jonás!

X

Aún no creo en la palabra acusadora
no me hiere la marca del desvelo
ni los pasos aceríticos que van de paso,
ni la tarde en que amanecieron
solo cuerpos calcinados:

en este mal necesario
de ser todos
de ser ninguno
en la torre de babel.

Jonás, tu que sigues atrapado
en la fauce de ballena,
te aviso:

un nuevo siglo se enciende

con flamas humanas.




(In god we trust
En Dios confiamos)

XI

Mi fe en las cien luces
enfrenta el desvelo:

soy la flecha

soy la llama

soy fin de poder.

Surjo como roca

estatua de sal

desgranada por
el teclado

de las horas.

Marcado por el signo del turbante
y la voz que no contesta...


(Los asesinos del futuro)

XII

Casta parida de la madre tierra
sembradora de avispera
mientras se crían
los beatos de sal:
que se disparen todas las municiones
y encuentren su cáliz.

Este llanto infecundo,
enraizado con la marca de muerte
entre escándalo teje malabares
y los huevecillos de la especie crecen.
Al siervo de la Nación
le han crecido orejas,
y su cola
se arrastra con el juicio de cada día.



San Sebastián

XIII

Este
mi cuerpo lacerado
ausente de caricia.

Esta
la impiedad
enredándose en el fuego.

Esta
nuestra fe
bajo cero térmico.

Y Roma sigue en el incendio
de borrar la pisada
del Rey de los Judíos.

La marca del mártir
llaga la memoria,
se construye sobre brazas
el imperio de fe naciente.

La flecha reta a la cruz.

La sangre anuncia una colecta de votos.





(Epifanías - La encarnación del verbo)

XIV

En situación devota
el sitio está en calma.

La tierra se abre al verbo
y todas las predicciones coinciden.

La variante y larga fila
del alfa frente al omega,

el tiempo
avisa que hay una marca
para la salvación.

Voz de potestades
por el paraíso recuperado.



(San Jorge)

XV

En la ira
arrebato.

Del éxodo a la ciudad

rescato la belleza.

Voy dominador
con el paso navegante de mi lucha

ave espíritu lanza

contra el dragón de los dominios.

La ruta hacia mi tierra Capadocia
es próxima al reencuentro
con un vecino paraíso.





(Recuerdos Romanos)

XVI

La túnica magenta
cubre los restos
de la Nación dominante

Y otro imperio surge tras el telón,
de las ruinas rescatadas
en el paso naciente.

Fingen tener el sostén.

Saco el nuevo rostro,
resurjo fénix
entre los retoños de ceniza.



(Yo soy el que soy YHWH)

XVII

De esta zarza en llamas
se anuncia mi escritura
signo formado en la nada
- Yo soy el que soy

Calcino la conciencia,
me levanto de esta tierra sin fruto
sellando una alianza...

entrega de cautivos de infortunio

clave de nueva tierra,

entrego la llave de apocalíptica fe.








(En medio esta la virtud)

XVIII

Si este signo místico engendra la fe

¡ Dios mío, sálvanos!

En una lanza se atraviesa el estigma de los hombres....

sigo las claves que me da el destierro:

soledad
maná
espinas
cruz
clavos

lino marcado en púrpura:
un rostro:

navego con ellos en barca de papel

y, ¿ hacia dónde ir con este rescate a cuestas?

Llevo el cuerpo moribundo,
le daré del agua que sí da vida.



(Epifanías, Antiguo Testamento)

XIX

Sol y luna agitan con el baile de gitanos

un pandero
(el eclipse despliega su nombre)

Las señales se revelan:

un rey en busca de la luz,
un imperio en penumbra, busca la noche,
un pájaro persigue su canto
un hombre quiere desechar esperanzas;


Y los otros,
avanzando pendientes de nuestro consuelo.

Lámpara antorcha
materia y fin

La escritura se revela .

Y el eclipse no avanza...



(San Miguel Arcángel)

XX

Avanzo victorioso
sin piedad

cargando la balanza de los nombres,
midiendo la clave de los justos.

Mi signo sol
abre paso,
mis ojos topacio
restauran la vida muerte.

Cobijo entre mis alas
el sueño de la Nación justa.

En mis dominios
las hortensias no dejan de cantar ...



(San Gabriel Arcángel)

XXI

Soy nacido en espíritu fiel...
guardián de tesoros celestiales,
fortaleza de Dios, cuerpo de fuego...

Marco las frentes con el signo de “T”
a los elegidos de la gloria.

Soy el gigante rosa
que de oraciones envuelto
invoca IHS...

soy el ángel de los salvos,
en este trance de ser
solo por algunos visto.



(¿Quién parte el queso?

XXII

Anuncio de palabra de vida eterna...
signo de contradicción.

En las espaldas del elegido
se fabrica la falacia.

Este día en la mesa del amigo,
será traicionado.

(El pan es polvo...

el vino se evapora...)

Y los hombres confundidos se ocultan...

No hay sol...
la zarza recupera su color

El oído de Dios se acerca

nos avisa:

YHWH

¡Viento, derrama tu dolor!

no dejes huella en mi camino.

COMBINACIONES 2001

Combinaciones










Octubre 2001










ENREDADERAS

Paso de un lado a otro
de la barrera inadvertida.

Me angustia la espera
de saber que esta dicha
se golpea desciendo su figura.

Cesa su paso.

Y las sombras conjugadas se desatan
volviendo a sus laberintos,
con infierno próximo.

¿Y a mi qué?
Si no pertenezco a este exilio.

Pero,
los trozos de su enredadera son cercanos
y una rama de su hiedra se alimenta
con el trazo dejado por mi sombra.

Sigo conjugando el verbo de los nombres:
pero el rompecabezas extravió
una de sus piezas.



EL TIEMPO LANZA SU RED

Vuelco
la rueda a su lugar
como las manecillas
cuento doce a doce su aire.

y los ojos sedientos.

Hay una llama rondando tus contornos:
los veintitantos años en distancia
se hacen polvo de lava

la cantera reclama su decante
y te ciñes a mi paso:

flor deseo en la escalera que ata con sábanas
el lúgubre amanecer de nuestra pisada
cuando bajamos y subimos
el fácil juego de nuestro sueño real.

En la frontera del deseo hay un nido que florece
con luciérnaga apagada.

Lloramos su luz tenue,
nuestros cuerpos no se ven
con los rasgos del infortunio
que se
agota
olvida
teme
evade
ata
a tientas alumbrándonos con nuestra llama.

Los besos han encendido la luz,
y alacranes se entretienen
buscando los huecos de nuestro parpadeo.


Estrellas amanecen al encuentro:
una se fuga y me gime al oído.

Deseo entrecuerpos mirada de fugitivo
sombrasusurrante castrada de abandono.

Manecillas molestan al tiempo en los encuentros
redes celosas amantes ganadoras de mi batalla.

Me visto de nuevo de sueño:
salgo a la calle a juntar margaritas.


PALABRA IMPRONUNCIABLE

Era el agua:
cuando nos encontrábamos
eran mis manos y cuerpo
una historia sin referencia.

- Tenía todo para dar
y fue una noche infinita que aún paladeo
en el trago dulce.

Entonces segué mis ojos
- ate mis sentidos
y le entregué al mar un trago de vida.

Cerré los ojos:
dejé toda mi desesperanza
- lancé mis lágrimas a sus aguas.

Me abandoné
para ser ahora palabra impronunciable.
- Empecé a morir el sueño.


SI AMAR ES TODO...

entonces amo amargamente tus manos
y ojos mordidos por la perdición.

Como la vela viva
sintiendo las marcas del tiempo anhelante
de mis manos sedientas.

Sin fin
en la claridad del desencanto.

Si amar es todo
eres el ácido veneno
refugiado en la botella de brandy,
multiplicado en todas mis lenguas
digerido hasta el ocaso.

Amando a plenitud
nuestros brazos son aves
y el corazón arcano
para refugiarnos
y reírnos de la muerte
cuando se apaguen los días.


Y QUE LA VIDA...

nos muestre su senda oscura:

su camino largo y meditante
en el que vagamos ciegos de esperanza,
tocando los diamantes
que solo vemos con nuestros ojos de sueño.

Subir cada cual su montaña,
con el saco oscuro
y el corazón encendido por una flama.


ENLACES

Yo lo empecé a domar como al potro salvaje:
lo perseguí por todos los despertares.

Y un día se acercó a tomar la paja de mis manos.

Le toqué la frente:
sus grandes ojos de abismo
me devoraron como cruzando mis praderas.
Iniciamos el juego:
corrimos por los campos,
bajó su lomo
monté en el.

Fueron varias la caídas.

Enlazados
encontramos lugares escondidos en los mapas.

Cruzamos laberintos,
subimos la montaña perseguida
y tocando el arco iris dormimos el sueño de color.

Hoy somos uno.
Acariciando su pelo
el me posee...
avanzando por la pradera eternizada.


LABERINTOS

Algunos laberintos se arropan tras la carne.

Tristes suicidas
esperando saciarse con la sed de algunas bocas.

Y
esperan
tras la jaula:

con la llave regalada al viento para que nos libere.

Creemos avanzar
y nuestra carreta de rueda cuadrada
se arrastra inocente de empuje.
Nos negamos a salir del laberinto
crecido en ramas y raíces.

Y al corazón
ya hace rato que no le cae una gota de lluvia.


LA JUGADA

El abanico de la noche gira, junto al pavorreal.
Y la brisa del día deshoja su orgullo.
La plata cae a la ambición de mis manos en abandono...
vacías
llenas de los dados herencia de las jugadas
maltrechas de la vida.

Jugar:
en este laberinto
junto a Icaro.

Lanzar la red
y que la esperanza amaine nuestro encuentro.

¿Qué lugar nos distrae de la jugada?


A ELLA SE LE PERDIÓ LA VIDA

y cree que tomando un pedazo de la mía
construirá de nuevo sus motivos.

A ella
se le escapó una lágrima:
en mi mar de aguas tranquilas se deshace su plegaria.

Ella:
culpable
ladrona de la magia del espectro de amantes
hoy
entre arcos de casona
lava con otros amores sus desdichas.
Caverna de papel,
puerta de oro,
balanza de besos perdida en su equilibrio.
Cuento con granos de arena sus débiles días:
los versos prometidos
los versos de ancla
los versos que la atan con las manos al perturbado vientre,
no le alcanzan para desatar el hilo de su pasión oculta.

Ella me mira:
tras el cabello de negra esperanza que la cubre
con el deseo de comprarme la entre vida.

Buscando puertas dementes
única tarea al ojear las piedras de su cárcel
tomo un trozo de su plegaria
para encender un pedazo del cielo ensombrecido.


EMPEZAR A VIVIR


Cerré los ojos
para empezar a morir un sueño lento.

Te miré
adorando el concreto
de una ciudad vacía
guiada por el perfil que atrapa la mediocridad.

El verano nos viste de color
y como el ermitaño
te sientas a mirar el mar
que acaricio para que no se extinga.

Sombras y pasos de arena
borraron las olas que poseen tus piernas.

Para adueñarme de ti
pagué por un fantasma.

Cerré los ojos
Para empezar a vivir-
-

Poemario Notas Errantes 1997.

NOTAS ERRANTES


Mónica Reveles Ramírez









Beca Jóvenes Creadores 1997
Durango, Dgo.











TESTIMONIOS DE NAUFRAGIO












Los profetas buscan su memoria

El silencio cubre con arena su canto:
mar de nubes en reposo.

Tu cuarto respira por la ventana,
pide una puerta más.
Huracanes embriagan la noche,
nínfas se muestran a la luz.
Virgilio, Cervantes inician su obra.

Es el momento,
nuestras sombras no esperan.
Vivir...
antes que los profetas
encuentren su memoria











Rosasombra

La sangre de rosa
regó la noche
cubierta por luna.
Cada perla
desgajada en el mar
conoce secretos del marino.
Monjas de pies en barro
acompañan perfumadas la tristeza.
Una oración por almas manchadas,
lágrimas de vela nocturna.
No hay sol para la espera
de doce campanadas.
La sangre de rosa
se derrama
entre sombras.















Empezar a vivir

A José Luis.
Naufrago de sueños


Cerré los ojos
para empezar a vivir
un sueño lento.

Y te miré
adorando el concreto
de una ciudad vacía.
Cerré los ojos
guiada por el luminoso perfil
que atrapa la mediocridad,
hermosa y distante.
El otoño cae
y tú
como un ermitaño
te sientas a mirar el mar,
que mis ojos lloran
para que no se extinga.
Tu sombra y pasos en arena
se borraron
con olas celosas por tus piernas.
Para adueñarme de ti
pagué por un fantasma.

Cerré los ojos
para empezar a vivir






Evocación


En un nuevo desvarío
evoco al sol
atrapado por tus manos,
melodía del naviero
impulsado por sus velas.
El cántico nos atrapó
al navegar la consumación
de un siglo.

Tras rosas
el viento eleva sus anclas.
la naturaleza
traicionó juramentos.











Naufragio


Cobarde melodía
expiró sin disculpas el secreto:
granada
disuelta
una tarde
por la serenidad de tu cuerpo.
Nace nuestra soledad en la aurora
como una paloma exaltada.
Navegaste en la isla
sin un mapa:
huyes mas allá
de la última página del libro.

Un barco naufraga
en la lectura distraída
del que duerme.





Voces

Hay una voz atrapada
ferviente de sentidos,
caduca despertares.
Nace del huracán palpitante:
vagabunda
enciende gritos,
entusiasma tardes.
No conoce la calma:
de la paz
liberada en madrugadas.












Propuesta

Convertido en papel y roca
saborea un café
Amemos:
en la huella fresca de canción llorada.
Amor idílico.

Olvidar.

Inventemos
otra forma de creer.


















Tarde

A Claudia
en su vuelo

Un sol negro

enfría la tierra.

Hoy

el amor apaga su locura

se va

como el aura

en busca de su nuevo viaje.
























NOTAS SEDENTARIAS
















Una ciudad

Miro una ciudad lejos del destino
detenida en el tiempo
con seres autómatas que sin ojos
observan el concreto
que sepulta las llorosas acequias.
Perforan su destino,
caminan sin dirección exacta
de quehacer y nombre.
La ciudad se calla
antes del fin de quincena
cuando los avaros
salen a buscar la careta.
Como trompos
azotados por su cuerda, giran
comodines educados.
La construcción barroca
ahoga campanadas cada hora.
Para sentirse solo en esta ciudad
sólo basta invocarlo:
festejar en un café el olvido
es serenata de cada tarde.







Olvido del recuerdo

Éramos una tarde de Durango:
la plaza se mojaba de ausencia.
Y septiembre
nos daba la bienvenida.
Ironía en tu palabra imprudente
frente a catedral.
Estéreo sin meditar,
Imaginaba libros,
“latas vacías...”

Éramos una noche de una ciudad:
y un hombre
se desvanecía de olvido.






Reclamo


Aún exiges que te mire, mundo:
cuando la sangre del que nace
recoge una herencia miserable,
y vive para levantar triunfos
del imperio virgen y candente.

Junto al vértice de la rosa
te miro fugitivo,
como el pandero de un anciano: niño.
Testigos centenarios
labran en canteras
tus huellas
cuando te levantas héroe
y en el mar fracasos.
Hombre de signo tierra.
Segura de que soy tuya:
Te miro,
mudo.






Canción gloriosa

Anunciada en mi oído
miro la canción,
mientras naces bajo tormenta de mal.
La música te envolvió.
Un árbol
sin comprender grita
en las calles del vicio.
Una ciudad espera plasmar
tu nombre en la cantera.
No dejes que te mire.
La canción gloriosa escapa.















Niño

Camina entre nubes de concreto,
y luces
merodean su cielo.
Agita su dulce bolsa:
por una moneda,
los sueños no tienen precio.
Confundido con el viento
derrama su alma hermosa,
se detiene en una esquina:
va contando sus consuelos.











Adornados los caminos

Una noche perdió
el secreto de la voz.
Emigraron las aves
al lugar donde el plumaje
se viste de color.
Cae el día:
la estación recuerda
que el frío huele a miseria.
Nace la estrella
del rincón de profetas
anunciando salvación.
Las flores se tiñen con sangre.
Muere el sol
cánticos de alabanza
oyen el secreto de los fieles:
hora nocturna que enciende
terciopélicos tulipanes
derramados por la tierra
con mensaje de esperanza.
Ciegos los humanos
en su búsqueda material
por llegar antes que termine
la noche que es buena,
olvidan que el reloj se detuvo
al teñir flores del camino.


Ironías


Y la vida se volvió risa:
amándote
en el desierto reflejo
de tu cuerpo.
Volcán erupcionando al poseerme.
Estremecidos
con el temblor de la tierra moribunda,
siento tus manos
cayendo parte a parte.
Y te deseo mas
hasta el fin
en que los dos
vivamos
estrechas realidades.












Botellas


Vasos y botellas de whisky
no tardarán en embriagarse
con los hombres que discuten
por encarcelar al dolor,
Llenas una y dos veces,
nadando en albercas de hielo
hasta calmarles la sed.
Se quebrarán de llanto
en húmeda cantera,
con soledad de pasillos arqueados.
al arribo de algún tren.
Los versos de poetas
se escribirán con una de esas botellas
en lo ácido de su destino,
llenas de espanto
la noche que recuerden nuestra pisada.
Y el aliento de un borracho
en espera del sol
tristemente las arrojará al basurero.















FANTASIA DE EXILIO
(Entre la tierra y el cielo)














Homenaje

A Luis

“...¿Y qué han de hacer los seres como yo,
que se arrastran entre la tierra y el cielo?...”
HAMLET

Blancas estaciones han pasado,
el sepulcro sigue vivo:
homenaje cada año.
En la constelación llorosa
se teje risa
de aprisionada muerte.
Laberintos
ciudadélicos,
en graduaciones vespertinas
invocan imágenes y notas.
Hay que reclamarle a la vida
por inventar la muerte:
negro sol
de almas que emigran
a zona de estricto olvido.












La zapatilla

Me gusta el amor
de aquellos que lo hace con la mirada,
nacarados
sonrojan el destino,
desatiende su trabajo.
De los que fracasan amando
y olvidan su cabeza.
Sentidos tras la noche,
insomnio de mariposas
exaltadas de color.
poseída por la imagen
se revelan los secretos
del cuerpo.
Son las doce
la danza acaba,
nace el sol,
llameantes pies de sendero.





Dialecto común

Hay una voz que penetra en mis sentidos...

Si amar es todo
entonces amo amargamente
tus manos y ojos
mordidos por la perdición.
como la vela encendida
sintiendo la marcha del tiempo impropio,
anhelante como mis manos sedientas.
Sin fin ante la claridad del desencanto.
Si amar es todo
eres el ácido veneno
refugiado en la botella de brandy,
multiplicado en todas mis lenguas
digerido hasta el ocaso.
Amando a plenitud
tenemos todo
son nuestros brazos aves
y el corazón arcano para refugiarnos,
reírnos de la muerte
cuando apague nuestros días.





Vida

Con el cuarto de luna
se desangran las flores
profanadas por el aire.
El otoño
olvida a vírgenes que mueren.
Semillas-madres
jugando con la bruma:
enterradas
crecerán,
al ver llover
lágrimas de amante.










Colegialas

Colegialas recorren la prisión
de un pasillo conventual.
La autoridad calla.
En la celda nace un corazón,
mira por la rejilla
una ilusión que se va.
Risas ocultas tras las puertas.
Muerte de vida escondida.
Religiosas
en largo avance
encarcelan miradas.
Entre oración,
prohibida la palabra.
El corazón se fuga
con el color de la rosa,
Adolescentes
perlas por pared ocultas.

La cantera se deshoja.








Cartas amatorias

Me llenan instantes
que mató el silencio
Con risas calladas,
amor en marcha.
en mis pesadillas
siento que te lejas.

Esta vida tuya vaga en agonía,
y encuentra festejo
cuando escribe
oculta tus dichas.















Fingiendo


Se oculta la rueda de fortuna:
una argolla no se inquieta
cuando te espero de nuevo.
Fantasías de exilio,
diamantes
rodean el fingimiento.
Mírate:
hay un amor que no es para ti.












Fantasía

Tomo la pasión idílica
y me recreo entre tus piernas,
tiemblo al despertar.
Dos volcanes
erupcionan entre manos.
arcilla pequeña,
imagino en su tentación
un pedazo de marea insistente.
La palabra de sus labios
vuelve al origen.
Recuerdo de sombras.

Nuestras fantasías
orientan mariposas.
El santuario espera,
siempre espera.













Instante de gato y pareja

Un gato
mira el oscilar de nuestros cuerpos
mientras bailamos,
y sus ojos cometa
reflejan nuestro cielo.
Inmóvil observa:
nos besamos en la luz.
Oscuros desaparecemos.
Felinamente
apaga sus ojos
y fugaz sigue la estela
que nos dejó un destino.














Se dibujan ángeles

Conozco del amor
desbordado
tras la esquina.
Y se dibujan ángeles.
Craprichosos
besos de amante.



















Opera

en cuatro actos.
Canción de octubre.

Gotas de sendero
anuncian soledades.
Consigna:
el telón inicia
la pelea de la noche.
Semblantes quietos
imaginan la tragedia
de lenguaje desconocido,
en la muerte del último acto
me estremezco.
Luz de telón
destella
la brillante fuga de orquesta.
Húmedo día
recorro con pie ligero
la ciudad dormida.
Río entre canteras:
pisadas miedosas
de inundar creencias.
La noche
agita malvivientes.
El ondeo de la falda
detendrá el miedo
en la estación de paso
del que espera.
















ESTACIÓN DEL OCASO












Orden del vacío


Intento ver por tu alma
la orden del vacío.
Hoy no conozco la noche.
El mundo negro me ha cegado,
intentando desaparecernos.
En la mente hay una nube de ansiedad,
la noche conoce de nuestra llegada
cuando te amo.
con la fortaleza del viento,
sin esperanza perpetua.
Conocí
Altibajos seres que se mueven:
encarnación de víbora y fantasma.
Cuando te toque,
se marchitarán
ilusiones del vacío.









Destino mirasoles

Prófugo,
enreda en mis caricias
la estatua de sal.
Pasajero:
de errante imaginación,
amartelado
no completa con la pasión
de
un
segundo.
Nada en sus entornos,
amante de momento.
Nuestros deseos se perpetúan.
Destino mirasoles:
la oscuridad
ya no busca mis contornos,
hoy son pedazos de vidriera.











Muñecos de trapo

Inánime creación,
manos ilusionadas te bordan:
muñeco de trapo.
Atardece la ciudad de humo,
miro por el balcón
un corazón creyente
de vivir por su ámpula.
Se fragmenta el espejismo.
Nochenfiestasoledad.
las calles olvidan
el aroma del viento.
La vida se destruye en callejones humeantes,
contagiada camina en alegría de mañana:
recoge sus muñecos de trapo.











Último tabaco


Hojas de tabaco
crecen a la mitad de una selva.
Era primitiva.
Bajo la penumbra
una fábrica respira
con música envolvente.
El hospital
da la bienvenida
a un ser
que consume el último tabaco.


















Cuerpos opacos

Nos mutila
la fuerza vértice del cuerpo
cuando todos danzan,
fuerza guía
recoge pedazos.

El cuerpo cede a la despedida
como el rocío que desprende
flores de madrugada.

Sigue el baile
mientras te deseo
desde esta banca.

Saca la sonrisa de manicomio,
que busca musas y felicidad opaca
entre lágrimas de cielo.

Que tu baile
te lleve a la locura,
sola,
te miraré
entusiasmada.







Testimonios de la noche












Negra

La vida ocultó un ángel.
Cuando salió a la luz
le llamó Negra.
Caminó despacio
para no ser vista.
Entre paredes y llantos se protegió.
Aislada por su color
su paso dejó la marca
en objetos terrenales
y la luna
miedosa que tiñera su color
se unió a ella,
crearon la noche.
Negra,
se tiñó la vida
y desde entonces
se dividió en luz.









Testimonios

Evoco amaneceres
encuentro pisadas en el abismo.
Sueño tus sueños en la ocasión perdida.
Tiempo doloroso,
ilusión caduca.
Un corazón
se apresura al invierno, que busca fin.
Una noche espera
lo que el día no verá.
Nostálgicas rocas anuncian serenidad.
Tu luz volverá: sombra del espejo.














Sombra


Olvidamos tu mirada
palpitar creciente que no tocó porvenir.
Te conocemos
al pasar por la vidriera
mirando la mañana
que negamos,
nube con la que confundimos tu imagen.
Eres ya una sombra ...
Te destruyes,
no hablaremos
a los de la ciudad
nos gusta ver como caducas.











Su piel de nuevo sangre

Develada
por la colcha del firmamento
una luz nos aisla y se deshila:
naturaleza con destino al mar,
cómplice penumbra en cantos
... y una sirena.


Su piel es de nuevo sangre,
melodía que florece en los pantanos.
Hoy tocarás a la mujer de nuevo:
sensaciones crecen entre las entrañas.
Y el sol florece.









Rastros amargos

Pensamientos se derraman con la mancha de la sangre.
No se logra dibujar el rostro del tiempo,
palabra de verdadero amor:
soledad que es irónica amante.
De noche éramos eternos,
la realidad
herida por el día nos venció.
Quedaron imágenes de un rastro fiel.
Para no ser noche,
invoco un cántico a ti.













Ave de paso

Aún es nuestra la mirada que se reprime,
su nostalgia nos llama a la danza.
La clave no ha muerto
sigue espiando el templo de música.
Las sombras solos son pasos
cuando el enemigo
apaga su apariencia.
corazón vibrante
por la melodía de respuesta.
Entre rosas negras
deletrea su nombre.











Hoja manchada por un tintero

Este papel
de vino y oro
corre frágil
al encuentro del fantasma.
Nocturno,
confundido con la luna
se esconde en azoteas olvidadas.
Atormentado camina
herido en su hurto:
celoso,
aprisiona en sus manos
el hilo de vida,
mariposa
polvo.
Triste hoja
manchada
por un tintero.










Designio

Una visión deletrea

en mi mano

su designio:

Tu nombre

se recuerda en la cantera,

la paz invadirá la tormenta.

Refugio la concentración de un soneto.

Toco la noche

cuando contesta

la frialdad del día.






Gatos

No conozco al pez
que invade la penumbra.
Un silbido
agita las entrañas,
verde silencio deprimido.
La luz es grieta de un mareo,
crisálida de perpetuidades.
La hora
amenaza
mañanas atónitas,
como el golpe de llaga.
naceremos,
tras el arco de horas conclusas.






Dama de soledad

Un paraguas
techonoche
cubre un aura dañada.
Esperanza un cielo robado,
compañía azul.
Dama de soledad
en la penumbra de un aguacero,
el silencio rodea en llanto risa,
oscuridad de casa,
regaño de horas.
cama vacía,
pluma que hila formas
en noche de tempestad.
Espera que una sombra
la acompañe
en largas tardes
de verano.






NOTAS ERRANTES










Sonámbulos


Somos los sonámbulos
del mundo que cae,
amantes de la noche y cosas perdidas,
buscamos detener el tiempo
y vivir cuando mueren silencios.
Culpables caminamos
borrando los días,
creemos que le viento nace
en estrellas tristes
y que la lluvia es arrullo
para besos
que mató la tarde.
Oramos por noches negras
y la flor marchita.
Cantamos al alba
regando el agua de nuestras lunas.
Cultivamos rosas
para deseos perdidos.
Nuestros días florecen calcinados
en la mancha de café
evaporado
de una ciudad vacía.




Historia

Estación de vida:
la palabra no conoce el canto
que ignoró
la estación dolorosa.
Mi sueño no vive:
la risa de balcón
espera encontrar serenata.
Manos vuelan flores color nostalgia.
El mensajero de viento
revela claves de regreso.
Mi sueño no vive:
esperanza un trozo de naufragio,
refugia en sus entrañas ser anacoreta.
Encuentro tu señal en mi libro,
cruzo la lluvia
tatuada con lágrimas,
siento el olvido.
Mientras el balcón
se muere de risa por la serenata.










Maternidad

Reina,
paciente sabes que un día
lo bordado en alas de ilusión
volará en festival doloroso.
Pasión de vientre que ama.
Calle de pájaros:
la noche esconde
una figura diamante.
Arrullo
para el ave niño
en regazo metal.
Paloma celosa
de su crío mundo.












Evidencias en cuatro actos

I

Camino terreno
bajo barrera de silencio:
perteneces a otro secreto.
Mitad de tiempo confesada
perdición del dulce masoquismo.

II

Primavera navegante,
prisión de irónica renuncia.
Quedó con el testimonio de tus manos
la quebrada flor de olvido,
paloma encendida con tu ausencia.

III

Miro en tus manos
los ojos que guardan nostalgias.
Los espejismos confunden
cuerpos recorridos.
Liberación,
inerte consecuencia.
Exilio inmediato.

IV

Nuestras esperanzas acabaron
en besos profanos,
hoguera de pisadas sumergidas
en el color de insinuadas caricias.
Rostros de noche sonrosada,
huyes al encuentro
de sombra que llora tu ausencia
de a materia plasmada
en editorial dominguero.














Un viaje lejos del corazón

No me hiere la falsa alarma de una taza de café
fugada al centro de la ciudad.
Ni la mano tormentosa que buscabas.
la llaga profunda
saca raíces del pasado, que niega un destino:
historia
que escribe
del silencio galopado en la cantera.
Goteras
Tardías de imagen.
Bailo entre rocas
donde se esconde la música celestina.
Y el río corre
llevando al tren de droga
lejos del corazón.










Mujer busca el animal de la horas

El día de hoy me sentí mujer:
indispensable
para convocar la unión de los opuestos.
Para donarles mi disfraz de niña
y aventarlo al viento
que enfría las caras.
El tiempo apagó mi búsqueda por ser otra.
hoy,
nuevamente mujer
nazco
cuando dices que soy hermosa
y dejas todo para ser polvo.
Hoy no soy yo:
me puse el disfraz de los días
perseguido por el animal de las horas.






Te busco irremediablemente


La soledad acompaña
líneas amargas escritas.
Madrugadores cotidianos te anuncian
cuando ya predecía
tus pasos de hombre errante.
Fragua al viento
pensamiento refugiado
en sonidos que imitan
voces de opinión.
Autógrafas letras se burlan de ti.
Tardes sonámbulas
imitan deseos.
En la duplicidad de paredes
buscas solo olvidar.
Crepúsculos bañados en alcohol
descubren el tercer rostro.







Colegialas

Colegialas recorren la prisión
De un pasillo conventual.
En la celda
Nace una ilusión que se va.
Risas por puertas ocultas.
Muerte de vida escondida.
Religiosas en largo avance
Encarcelan miradas:
Entre oraciones
Se prohibe la palabra.
El corazón se fuga
Entre rosas adolescentes
La cantera con murmullo
Se deshoja.



Suicidio

Talismanes de tiempo
acarician paraísos cercanos.
Paloma de manos quietas
odiando su anuncio:
serenidad de atardeceres etílicos.
Como ronrroneo de ciudad,
los tres se marcharon
al demoler escalera
del encuentro.
Testigos rondan el polvo,
a solas lloran los minutos
demorando un futuro.
Al final de la puerta
un cadáver sonríe
por la penitencia del viaje.




Poesía

que escribe con sangre
el juramento de surgir
entre desechos de piel,
relegada en la oscuridad
de un escenario,
donde alguna vez,
protagónica
lanzará su grito rechazo
para el mundo.
Poesía
que amante se revuelca de miedo entre sábanas de papel
cubierta con sus histerias infinitas.
Carbón,
de rasgo a rasgo,
des-hace el relato de los nombres
que una vez se creyeron mortales,
hoy impronunciados.
Vuelve a nosotros,
gran madre,
contamínanos con tu luz.

Vuelve con tu verdad de flores y llanto.
Anida por nosotros,
entre tus ríos y montañas
el lenguaje inconfundible
de tu oración.
Amante entre horas de luz nocturna,
tu que posees el secreto
de primeras rimas,
acláranos el camino
en este desierto pautado.






















CONTENIDO


Testimonios de naufragio

Notas sedentarias

Fantasías de exilio

Estación del ocaso

Testimonios de la noche

Notas sedentarias