Oro.
Mirando los valles por esta ventana que hace el recorrido eléctrico de los sentidos
he visto como el sol devuelve las minas del Rey Salomon a la vida:
cincuenta y un mil años luz, y esta mirada va interpretando el lenguaje de la visión caótica.
El Universo esta en una gota de luz que se desgrana
y en la fiesta de un pasiaje que se asoma
alucina la vida
y por un momento, me bajo de ella y voy al éxtasis de los sentidos:
las nogaleras se visten de oro cada atardecer, por un segundo
mientras la vista decide lanzarse a recolectar lujuriosamente el resplandor sulfúrico
en la bolsa de las ambiciones.
Cincuenta y un mil kilos de nueces de oro, con todo y sus ojas.
El sol se va,
con todo el oro de las nogaleras.
En mi bolsa, me llevo el aliento de su brillo.
Oro para comprar un nuevo mundo
y un suspiro por lo que no se compra nunca.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario