Cosas de cazadores.
Estabamos sentados, uno junto al otro.
Él miraba la forma
yo el contenido.
Toque su alma.
Él, los sentidos.
Me acaricié con su viento ardiente y sequé mis latidos.
Exploré la caza del lobo,
sus rincones, los motivos.
Me sometí a su palabra, a un pasado incomprendido.
Sedí a su paso, él a su olvido.
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