sábado, 7 de noviembre de 2009




La ciudad nueva.


El me llevó a recorrer la ciudad que cambió domicilio

que se olvido de mi así como yo.


Me gustó visitarla con sus nuevas luces

y sus habitantes descabezados.

Mientras dormía en la torre de cristal, entre papeles y silencios,

cubierta por cobijas de cartón aislante,

aparadores de ilusiones, una que otra estrella a la mano,


no vi como esta ciudad se mudaba lejos,

inventó caminos para que la siguiera, si quería

me dejó la puerta abierta

y amablemente se despidió diciendo que me amaba.


La ciudad,

emparejó sus gritos y los hizo música tecnológica,



Ciudad de espectros, de batallas en espejismos

de victorias en líneas de luz.



Y me senté a la orilla de sus límites

esperando escucharla:

pero esta ciudad ya no habla

su lenguaje espejismos

de gente que se comunica con chip

y se toca en pantallas virtuales.


Ya no estoy junto a ella,

no voy a sus parques alumbrados

ni a recorrer las estaciones de rescatadores de color,

la miro desde este balcón

mi vista la recorre,

la ciudad se alejó de nosotros pues nunca nos perteneció.
















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