La ciudad nueva.
El me llevó a recorrer la ciudad que cambió domicilio
que se olvido de mi así como yo.
Me gustó visitarla con sus nuevas luces
y sus habitantes descabezados.
Mientras dormía en la torre de cristal, entre papeles y silencios,
cubierta por cobijas de cartón aislante,
aparadores de ilusiones, una que otra estrella a la mano,
no vi como esta ciudad se mudaba lejos,
inventó caminos para que la siguiera, si quería
me dejó la puerta abierta
y amablemente se despidió diciendo que me amaba.
La ciudad,
emparejó sus gritos y los hizo música tecnológica,
Ciudad de espectros, de batallas en espejismos
de victorias en líneas de luz.
Y me senté a la orilla de sus límites
esperando escucharla:
pero esta ciudad ya no habla
su lenguaje espejismos
de gente que se comunica con chip
y se toca en pantallas virtuales.
Ya no estoy junto a ella,
no voy a sus parques alumbrados
ni a recorrer las estaciones de rescatadores de color,
la miro desde este balcón
mi vista la recorre,
la ciudad se alejó de nosotros pues nunca nos perteneció.
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