sábado, 14 de noviembre de 2009



Montajes.

Esta danza de errantes en los caminos sensibles,
vagabundos de hogueras,
ansiosos de una pasión que los consuma.

Sedientos de elixires de olvido
de no ser la carne que siente
la mente que recuerda una maldición cumplida en los ocasos:
pendientes siempre de que las sombras salgan por los amaneceres,
dudan que el sol si y siempre si salga en días nublados
preguntan
confirman en el mundo de los desaparecidos
que ellos volverán.

Mas aun así nada es verdad sobre el escenario:
montajes de una escena mas.




II




Una carta mas,
mal escrita, incomprensible,
temerosa, arrugada en mis manos con este sudor
que me recorre y se deshace.
Escribir con las hormonas,
con la mano ardiente
pues solo así el verso surge como rosas violentadas
con la palabra recién nacida
y multiplicada en todas sus versiones.
Frase hiriente, sonrojada
que valiente expulsa sus demonios
y los vuelve a tomar como a un chiquillo malcriado.
Esas frases, encontradas, intraducidas,
se unen al pentagrama,
colocadas en lengua de los incomprendidos:
danzan a la luz de caleidoscopios
listas para dañar y perdonar.

Sombras en un cuaderno.

Pistas de un suicida.

Tentáculos de luz,

Llave del encadenado.


III








Toca de nuevo,
notas de guitarra que lee los sentimientos.


Rasga el ritmo melancólico
de este corazón que no cree amar tanto
para ver si la partitura por fin desaparece
y suprime el límite
entre la historia y mi vida.


Pues si preguntan de nuevo
por comprar un atril
y si te tienes que marchar tan lejos
para regresar a estas tierras con ese llanto de notas y escucharte.

Les contesto que el destino consumado con tus notas
y esas manos que enamoran la guitarra
hacen de estas lágrimas, dicha en un recorrido por la piel.
Lucha certera de la imprudencia de opinar,
pues volvería a insistirle a tus congéneres
de una espera de quince años,
pues cuando la habilidad de tus manos se posan en la guitarra
nos haces vibrar
desencantas pasiones en canteras,
embriagas transformando a tu ritmo las formas inanimadas.

Hombre de virtudes en las manos
en mi pasado llevo el acierto de tu destino.

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