viernes, 25 de diciembre de 2009


LA MORALEJA DEL ANGEL

No es que muera de amor, muero de ti.

Muero de ti, amor, de amor de ti,

de urgencia mía de mi piel de ti,

de mi alma de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti
(Jaime Sabines)



Baile de música estridente
sentidos celestiales que se encuentran,
cada uno con su tormenta, enlanzando su mal.

Baile
y al compás de un dolor desconocido
el cadencioso ritmo de los cuerpos
reconforta las horas de ayunos de otros seres
de la nausea de beber en solitario.

Del deseo inconsolablemente absorto.

Hasta donde el grito no escuchado,
y la muerte que llega
y
encuentra
otras muertes,
otras tormentas en su baile de atrapar a los débiles,
y se va
pues el insoportable grito del amor no escuchado
el dolor de los cuerpos amanecidos no se soporta con el hilo de la madrugada
el frio el hambre el deseo el vientre abandonado el llanto el llanto el llanto que no cesa.

Hundir lentamente el cuchillo
para matar al alma distraídamente absorta en un capricho terrenal.

Moraleja:
los ángeles no se enamoran,
pueden volverse humanos.

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