Tu y yo encontramos la prisión perfecta
entre las piernas
nos miramos
como dos chiquillos que juegan a las escondidas y se atrapan
frente al tocador.
Palpamos la piel a ciegas
y encontramos el punto exacto
de mas a menos, no importa el orden,
pero si las fibras enlazadas
y cada manantial que nos explota.
Volcanes somos
al mirarnos uno en el otro
con la ingenuidad del primer día
en creernos.
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