Tiempo de huracanes.

El huracán llega con su grito desgarrado,
con su furia incontenible
y un dolor a cuestas.
extiende sus alas como un niño que arrobado llega al pecho de su madre,
atrapa en sus aspas como un dios el cielo,
enreda con furia las olas distrayendo su vaivén,
desangra la tierra, la hace suya en su violento seguir.

Acaricia con furia

penetra

incita

destruye.

Arrasa debilidades en su búsqueda voraz,
de consuelo, de ser todo,
de volverse viento.

Y se marcha a reunir fuerza,
se arropa al pie de la montaña,
duerme en trigales
y las mujeres con su canto le dan la calma.

Su agitado ir y venir es una tormenta de voces
de danzante fuego que seduce.

En su inquietante furia me contagio,
y miro el cielo presagiando su llegada.

La tierra lanza un suspiro
tiembla y el campo se hace fértil por segundos.

Mientras llega el huracán
miro en la ventana un ir y venir de quimeras
su fuerza me enlaza a sus caderas
y entro en él, guiada por voces oscuras
que me invitan al torbellino ardiente de su cadencioso vuelo.

Arropo sus voces que me dicen sígueme,
a sus aspas entro,

y volamos a buscar una playa,

otra tierra,

un nuevo cielo.

Huye:
que el grito no te alcance.

Corre:
que la maldición del ada de la melancolía, no te vea.

Sígueme:
hay una cueva.

Pierdete:
tapa la mirada, no mires a la Gorgona.

Atate de todos los árboles
entierrate en la tierra.
Bebete el llanto.

Que la vida no nos alcance antes del amanecer.







I
Porque sé que en este grito extraño
no acuño tu nombre que se fuga por las montañas,
los bosques y desiertos.

Y que eres la lámpara oscura
que alumbró mi valentía de mujer sedienta
de esta intranquilidad que me vence
y me lanza a los abismos
para surgir airosa entre tus redes.

Y sé
que de estos castillos que construyo en el aire
solo quedan girones de una tela que se deshace.

Y sabiéndome efímera, nadie,
me voyal mar del desconsuelo

Y si todas estas lámparas de insomnio
me descubren sin alas sin espejos
con el mirar como una página vacía
la voz en trance de ceniza
y el alma postulando para lluvia
Y si de repente
me desnudo ante el silencio
como un llanto sin nombre y sin destino
el pecho juntando sus escombros
y los cuervos robándome tu nombre :
sabré que eras un sueño.

Jorge Castillo Fan. De Lámpara de Fiebre, Editorial Delirio, Lima, 2003


Poema paralelo

VIENTO

Solo see que te desnudas con la danza violenta de los sentidos
ante el viento que te siente mio
y arrojas a los campos de madreselva,
en praderas exorbitantes de amapolas sedientas
que te consumen
devoran suyo en la entrega
y amo del torbellino violento que diriges

te respiro

hombre mío, que me llevas.

Aire que caliente que vas a mis sentidos.

promesas

Para Arturo Arellano, en donde lo pueda leer.

Voy a inventar un blog para mis amigos a distancia.

disculpas a quien corresponda por la ironía.

Estoy sentada

mirando en la ventana del ocaso: a mis amigos que se van por la última estación
a los que se atrevieron a leerme y pedir mis libros,
a los que algún día partiran antes que yo, y los lloro.
y los abrazo, y los beso en vida
antes de ser polvo.

Pues polvo serémos, de alguna construcción si tenemos suerte
de una maceta que dará rosas o espinas
de los besos que hoy le robo al que amo
y no me cede.

En el polvo nos posamos
y nos envolvemos hasta ser viento
y de nuevo el y yo en nuestra soledad
y luego llena de caminos en la cabeza
y luego con mis palabras para llenar este blog que algunos leen
y con el que see que soy, pues ya me leiste

palabras que se hacen palomas
y van con el alma que ahora es libre.

Estoy viendo como se oculta el sol de algunos hombres, conocidos.

Irónica los despido.

Les digo adios.
consuelo a sus amantes
miro a sus dolientes
see que ya no estan en esa caja estúpida
pues se fueron sin despedirse.

Y tu sin leer este borrador que era para ti,
pues lo escribí después de tu cepelio.

Y me sente a pensar en el público que se me va
y tengo que retener
pues aún tengo mucho que decirles.

Y en que tu si me leías
y me pedías esos papeles que nunca te dí
y que solo te prometí un libro
y nunca lo cumpli
hasta este día.
pues seguía sentada en mis siete razones para no cumplirlo
en mi pedestal de diosa inalcanzable
en este circo de tempestades.

Hasta siempre.

Me toca la habitación de las mujeres
aunque no las quiera... y este no es el poema.

Te llamé
como a un adversario que huye
un enemigo
escapando con su ira derrotada.
¿Quién fue el vencedor
si nadie sabe
qué ha quedado
después de la batalla?

Saúl Ibargoyen

La batalla.

Después de ese encuentro
no se de mi.
Si la sangre que perdida en ti, solo es el rastro de una batalla perdida.
Si este rencor ciego que me arropa, y hace pedazos el alma es un renacer.
Te vas,
Me precipitas.
Me confundes en esa senda por la que te pierdes
Ya no se de ti, desde hace tiempo.

Mas see de ti.

II
Muchos trozos de poemarios han quedado.

Girones de carne,

calcinados,

heridos,

mutilados,

¿A dónde me llevas en esta travesía?

Nuestros cuerpos bandera

Nuestros sueños tan rotos que ni el viento los desea.

III
Buscas otra conversación
me niegas
me deshaces
mujer rota.
Mujer que ya no sirve a las costrumbres, a los hábitos.
Sigue barriendo tus miserias de ramera

IV
Solo una palabra para volver al vacio
a la desilusión
a los dolores de semipartos
del no existes.

De solo ser una pieza mas para mover en un ajedrez
con la jugada de la que no sabe jugar.

Invoco al hombre de las mil piezas:
¡Ayúdame a salir del laberinto de Tazmania!

V
La jugada siguiente es decisiva:

solo un movimiento para salir volando por la ventana
o acomodar de nuevo mis piezas y seguir jugando

con los seis caballeros de mis esquinas
con los delirios que entrelazan mi vida

con los dioses: tecnología, sabiduría, posesión, música, lujuria, estrategia.

Con el tablero semi-roto
y las piezas que faltan continuo:
sin volver la vista a Eva, a Lilith, a Eros: sabes que si mueves un dedo voy a ti.

Datos amorosos

I
Esta boca tuya que es el consuelo de todas las palabras que deseo gritar y que me callo,
me dice que los besos son mejor que la palabra.
que los orgasmos que alcanzo cuando me besas,
van mas allá de este ir y venir de vanidades
y que estando yo en ti, y en esos labios tuyos
tan vírgenes y tan maléficos
con los que me atrapas y vas mas allá de la conciencia
me invitan a pedirte cada vez,
cada momento en los que me extasías que me vuelvas de nuevo tuya
mas allá de este mal viento
y de todos los amantes de los que escapo.
Sígueme besando.
Déjame perderme de estas vanidades
y continuar con mis manos bajando por tu pecho
y que estos besos que me estremecen recompensen la entrepierna.

II
Que voy a hacer en esta vida

después de las caídas…

abstraerme… huir… enfrentarte para repetir las maldiciones.

No.

Solo quiero hacerte el amor.

III
En este paisaje hermoso
en el que los sentidos se deleitan
estoy en ti
y en este beso que te doy
y contigo en mis profundidades
seguimos al paraíso.

IV
Gracias amor mio por tantos sobresaltos
por esta vida que rescatas
por esos besos profundos sinceros mios,
por estar en este recorrido, y no saber a donde vamos.

Y si te vas
seas bendito siempre
y que este dolor en ti sin ti que me consume
que me quita tu atención, que sangra mas alla de esta herida que no cierra
de este ser mujer que siente vida
de esta mujer parida de tus sueños caminados
de las hemociones que me consumen y que son y que se escapan
de esta puerta abierta,

gracias Señor, Maestro
en este trozo de vida que me has dado
y con el que soy con tus limites
con esta falta de ser y no ser sin ti.

Enamorada me voy de ti,
Con el placer que has sido mio sin condiciones
y que en tu entrega me consumiste
pues me siento bendecida.

Con paso de los lobos camino junto al mayor,
la manada se deshase
se desvanece nuestro paso por las noches
por los vientos
por los pasillos sedientos de lluvia.

Granizando
nos vamos
en medio de la tormenta, las pasiones.

Hoy me voy a otros vientos
a seguir al huracán
a mirar las tormentas que llegan desde el tercer piso
donde seposan los artificios, los anhelos.

Y el vino en mi boca
y las miradas que se van
y los golpes de esta marcha que no llega,
y donde todos se van menos yo
porque sigo esperando

que me lleve la tormenta.
que se cimbre la tierra
que nos inunden los rios de desilución
para lavar este llanto,
para cambiar esta piel
para tener otros brazos

y llevarte en ellos como a un hijo nuevo a otra esperanza

y ya no tengamos esta lluvia de desencuentros
de tardes sin espera
de días sin amor.